viernes, 10 de junio de 2016

El mejor regalo que le puedes dar a un predicador



Hace algún tiempo me preguntaron cuál era el mejor regalo que se le puede dar a un predicador. Es una interesante pregunta. Nunca me había puesto a pensar en algo así. Bendecir a quien te instruye en La Palabra no es sólo una buena práctica sino un mandato bíblico (Gal. 6:6; 1 Tim. 5:17; 1 Tes. 5:12-13). Puede que tú aprecias a tu pastor o a alguien que predica la Palabra de Dios y quieres regalarle algo, pero no estás tan seguro que debes darle. En verdad, hay muchas cosas buenas que se le pueden dar a un predicador.

Tal vez estás pensando en regalarle un libro. Por lo general, a los predicadores nos gusta leer. Regalar buenos libros siempre es una buena idea. Herramientas como comentarios bíblicos, enciclopedias o diccionarios enriquecen el estudio de un predicador.

Puede que estés pensando en regalarle corbatas, trajes o zapatos. De todos modos, el pastor siempre está en bodas, funerales, graduaciones, etc. y en otros eventos que requieren una vestimenta formal.

Tal vez has pensado en bendecir a un predicador económicamente. Eso está bien. Contrario a la idea popular que mucha gente tiene acerca de los predicadores, casi nadie está en este asunto por ganar dinero fácil. Claro, hay lobos vestidos de oveja y asalariados que explotan al pueblo de Dios. Pero, la gran mayoría de predicadores que conozco personalmente han incluso renunciado a trabajos bien pagados por dar su vida a la proclamación del evangelio. Créeme, hay maneras mucho más rápidas y menos complicadas de hacer grandes sumas de dinero que predicar el evangelio y cuidar del rebaño del Señor.

Todos estos son buenos regalos. Pero, hay algo aún mejor. El mejor regalo que le puedes dar a un predicador es algo intangible. No es material ni físico. No se usa para vestir ni comer ni conducir. Y es algo todos tenemos de sobra. Nunca se acaba. Y sé que tenemos de sobra porque ya la estamos dando a muchas personas en varios lugares.

El mejor regalo que le puedes dar a un predicador es tu atención mientras él está predicando.

Tal vez no lo creas así, pero tu atención es importante para nosotros. Incluso, estamos dispuestos a hacer cosas que nunca nos imaginamos con el fin de comunicar bien un punto. ¿Alguna vez has estado en algún culto o en algún evento en el que sentiste que el predicador fue un poco excéntrico o cruzó la línea? Sin ánimos de excusar o justificar su error, estoy seguro que lo hizo por una razón noble: captar tu atención.

Estar atento no significa estar de acuerdo con todo lo que el predicador dice. Donde la Biblia es silenciosa, es normal que haya espacio para diferir sobre algunos artículos. Ningún predicador serio desea que su congregación deje su cerebro en la entrada al templo. En lo personal, siempre me halaga que alguien se acerque para discutir algún punto sobre algo que prediqué. Porque eso significa que al menos pusieron atención.

Si te preguntas porque esto parece ser tan importante para nosotros, déjame explicarte. Si tu pastor o algún predicador que conozcas ama a Dios y ama a las personas es seguro que antes de pararse detrás del púlpito pasa mucho tiempo orando y preparándose. Ora por La Palabra. Y ora por ti. Específicamente, ora para que la Palabra haga efecto en ti a través del Espíritu. Lucha con el pasaje para entender su idea central. Consulta comentarios y compara interpretaciones. Y sigue orando por ti un poco más. Cuando llega el momento de servir la Palabra se siente, aunque le cueste admitirlo, vulnerable. Y hasta desnudo. Todo predicador honesto consigo mismo y consciente sobre la enorme carga de predicar La Palabra siente algún grado de inseguridad. Aunque tenga 20 años de predicar o haya comenzado la semana pasada. 

Por eso cuando estamos predicando y tú estás más interesado en el celular, lo notamos. Cuando estamos predicando y aunque tu cuerpo esté ahí pero tu mente está en la deliciosa cena que vas a comer después del culto, también lo notamos. Cuando bostezas y miras el reloj, también lo notamos. Cuando tu mirada está perdida y estás haciendo un esfuerzo desmedido por bloquearte, también lo notamos. Y porque nos sentimos vulnerables en ese momento eso tiende a hacernos sentir inseguros.

¿Quieres bendecir a un predicador y ayudarle a predicar mejor? Bendícelo con tu atención.

Pero, hay algo más por lo que tu atención es importante para nosotros. Este, en realidad, es el verdadero porqué.

Los predicadores fieles creemos que la Biblia es La Palabra de Dios. Es autoritativa. Es definitiva. Es suficiente. Como estamos persuadidos de esto, tenemos la convicción que la gente necesita escuchar lo que la Biblia dice. Porque Dios habla a través de la Biblia. Si nos paráramos a hablar por 45 minutos acerca de nuestras opiniones políticas, nuestros estereotipos y gustos, entonces merecemos ser ignorados. Total, no somos tan interesantes. Pero, es precisamente por el hecho que Dios habla cuando exponemos fielmente la Palabra que esperamos la atención de las personas que están ahí.

George Whitefield fue uno de los predicadores más poderosos de los últimos siglos. Dios lo usó como un catalizador para iniciar el segundo gran avivamiento en Inglaterra y el este de Estados Unidos. Era un orador prodigioso. Un actor británico contemporáneo solía decir que estaba dispuesto a matar por poseer la misma elocuencia que Whitefiled desplegaba al decir palabras como "Mesopotamia." 

Whitefield estaba seguro que Dios habla a través de la exposición de la Escritura. Tan convencido estaba de esta realidad que mientras estaba predicando en una iglesia alguien en las primeras filas comenzó a dormirse. Al ver esto, Whitefield golpeó el púlpito y le dijo: "Si viniera a hablar de mis opiniones, tendrías el derecho a dormirte. Pero, vengo a dar un mensaje de parte de Dios. Y por lo tanto, debo ser escuchado y seré escuchado."

Si alguien predica un mensaje de parte de Dios a través de la Biblia y en el poder del Espíritu, esa persona espera tu atención porque merece tu atención. Tal vez tu predicador o pastor no sea Spurgeon. O Whitefield. O John Piper. Puede que no cautive contando una historia. Tal vez tenga una muletilla incómoda. Pero si durante el tiempo que predica está exponiendo la Escritura con fidelidad él es la boca de Dios hacia el pueblo. Y por lo tanto, debes estar atento.

¿Quieres darle el mejor regalo a un predicador? Dale tu atención mientras él está predicando.

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-Luís Luna Jr.

Pecador rescatado por gracia. Hijo eternamente amado por Abba.

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