Hace algún tiempo me preguntaron cuál era el mejor regalo
que se le puede dar a un predicador. Es una interesante pregunta. Nunca me
había puesto a pensar en algo así. Bendecir a quien te instruye en La Palabra
no es sólo una buena práctica sino un mandato bíblico (Gal. 6:6; 1 Tim. 5:17; 1 Tes. 5:12-13). Puede que tú
aprecias a tu pastor o a alguien que predica la Palabra de Dios y quieres
regalarle algo, pero no estás tan seguro que debes darle. En verdad, hay muchas
cosas buenas que se le pueden dar a un predicador.
Tal vez estás pensando en regalarle un libro. Por lo
general, a los predicadores nos gusta leer. Regalar buenos libros siempre es
una buena idea. Herramientas como comentarios bíblicos, enciclopedias o
diccionarios enriquecen el estudio de un predicador.
Puede que estés pensando en regalarle corbatas, trajes o
zapatos. De todos modos, el pastor siempre está en bodas, funerales, graduaciones,
etc. y en otros eventos que requieren una vestimenta formal.
Tal vez has pensado en bendecir a un predicador
económicamente. Eso está bien. Contrario a la idea popular que mucha gente
tiene acerca de los predicadores, casi nadie está en este asunto por ganar
dinero fácil. Claro, hay lobos vestidos de oveja y asalariados que explotan al
pueblo de Dios. Pero, la gran mayoría de predicadores que conozco personalmente
han incluso renunciado a trabajos bien pagados por dar su vida a la
proclamación del evangelio. Créeme, hay maneras mucho más rápidas y menos
complicadas de hacer grandes sumas de dinero que predicar el evangelio y cuidar
del rebaño del Señor.
Todos estos son buenos regalos. Pero, hay algo aún mejor.
El mejor regalo que le puedes dar a un predicador es algo intangible. No es
material ni físico. No se usa para vestir ni comer ni conducir. Y es algo todos
tenemos de sobra. Nunca se acaba. Y sé que tenemos de sobra porque ya la estamos
dando a muchas personas en varios lugares.
El mejor regalo que le puedes dar a un predicador es tu
atención mientras él está predicando.
Tal vez no lo creas así, pero tu atención es importante
para nosotros. Incluso, estamos dispuestos a hacer cosas que nunca nos
imaginamos con el fin de comunicar bien un punto. ¿Alguna vez has estado en
algún culto o en algún evento en el que sentiste que el predicador fue un poco
excéntrico o cruzó la línea? Sin ánimos de excusar o justificar su error, estoy
seguro que lo hizo por una razón noble: captar tu atención.
Estar atento no significa estar de acuerdo con todo lo
que el predicador dice. Donde la Biblia es silenciosa, es normal que haya
espacio para diferir sobre algunos artículos. Ningún predicador serio desea que
su congregación deje su cerebro en la entrada al templo. En lo personal, siempre
me halaga que alguien se acerque para discutir algún punto sobre algo que
prediqué. Porque eso significa que al menos pusieron atención.
Si te preguntas porque esto parece ser tan importante
para nosotros, déjame explicarte. Si tu pastor o algún predicador que conozcas
ama a Dios y ama a las personas es seguro que antes de pararse detrás del
púlpito pasa mucho tiempo orando y preparándose. Ora por La Palabra. Y ora por
ti. Específicamente, ora para que la Palabra haga efecto en ti a través del
Espíritu. Lucha con el pasaje para entender su idea central. Consulta
comentarios y compara interpretaciones. Y sigue orando por ti un poco más.
Cuando llega el momento de servir la Palabra se siente, aunque le cueste
admitirlo, vulnerable. Y hasta desnudo. Todo predicador honesto consigo mismo y
consciente sobre la enorme carga de predicar La Palabra siente algún grado de
inseguridad. Aunque tenga 20 años de predicar o haya comenzado la semana
pasada.
Por eso cuando estamos predicando y tú estás más interesado en el
celular, lo notamos. Cuando estamos predicando y aunque tu cuerpo esté ahí pero
tu mente está en la deliciosa cena que vas a comer después del culto, también
lo notamos. Cuando bostezas y miras el reloj, también lo notamos. Cuando tu
mirada está perdida y estás haciendo un esfuerzo desmedido por bloquearte,
también lo notamos. Y porque nos sentimos vulnerables en ese momento eso tiende a hacernos sentir inseguros.
¿Quieres bendecir a un predicador y ayudarle a predicar
mejor? Bendícelo con tu atención.
Pero, hay algo más por lo que tu atención es importante
para nosotros. Este, en realidad, es el verdadero porqué.
Los predicadores fieles creemos que la Biblia es La
Palabra de Dios. Es autoritativa. Es definitiva. Es suficiente. Como estamos
persuadidos de esto, tenemos la convicción que la gente necesita escuchar lo
que la Biblia dice. Porque Dios habla a través de la Biblia. Si nos paráramos a
hablar por 45 minutos acerca de nuestras opiniones políticas, nuestros
estereotipos y gustos, entonces merecemos ser ignorados. Total, no somos tan
interesantes. Pero, es precisamente por
el hecho que Dios habla cuando exponemos fielmente la Palabra que esperamos la
atención de las personas que están ahí.
George Whitefield fue uno de los predicadores más
poderosos de los últimos siglos. Dios lo usó como un catalizador para iniciar
el segundo gran avivamiento en Inglaterra y el este de Estados Unidos. Era un
orador prodigioso. Un actor británico contemporáneo solía decir que estaba
dispuesto a matar por poseer la misma elocuencia que Whitefiled desplegaba al
decir palabras como "Mesopotamia."
Whitefield estaba seguro que Dios
habla a través de la exposición de la Escritura. Tan convencido estaba de esta
realidad que mientras estaba predicando en una iglesia alguien en las primeras
filas comenzó a dormirse. Al ver esto, Whitefield golpeó el púlpito y le dijo:
"Si viniera a hablar de mis opiniones, tendrías el derecho a dormirte.
Pero, vengo a dar un mensaje de parte de Dios. Y por lo tanto, debo ser
escuchado y seré escuchado."
Si alguien predica un mensaje de parte de Dios a través
de la Biblia y en el poder del Espíritu, esa persona espera tu atención porque
merece tu atención. Tal vez tu predicador o pastor no sea Spurgeon. O
Whitefield. O John Piper. Puede que no cautive contando una historia. Tal vez
tenga una muletilla incómoda. Pero si durante el tiempo que predica está
exponiendo la Escritura con fidelidad él es la boca de Dios hacia el pueblo. Y
por lo tanto, debes estar atento.
¿Quieres darle el mejor regalo a un predicador? Dale tu
atención mientras él está predicando.
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-Luís Luna Jr.
Pecador rescatado por gracia. Hijo eternamente amado por
Abba.
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