jueves, 14 de enero de 2016

Las 15 mejores citas del libro sobre Predicación de Tim Keller



Él no lo sabe, y puede que nunca lo sepa, pero mi relación con el pastor Tim Keller es como la de Obi Wan y Anakin (al menos en los episodios I y II), como Yoda y Luke Skywalker. Lo considero una especie de mentor a la distancia. Sus sermones y sus libros han sido usados por Dios para moldear mi vida y ministerio de una forma singular.

Su más reciente libro sobre predicación (Preaching: Communicating Faith in an age of skepticism) es simplemente excepcional. Profundo sin dejar de ser práctico. Simple, pero sin volverse simplista. Y sobre todo, bastante retador con respecto a predicar a Cristo a una audiencia cada vez más escéptica.

Después de haberlo leído, quiero compartirte 10 mejores citas de este libro.

1. La diferencia entre un buen sermón y un mal sermón está ampliamente localizada en el predicador—en sus talentos, habilidades y tiempo de preparación para cualquier mensaje en particular. Pero, la diferencia entre un buen sermón y un gran sermón descansa principalmente en la obra del Espíritu Santo en el corazón del oyente como también en el predicador (pos. 155)

2. Debemos hacer el trabajo que se requiere para hacer nuestra comunicación de la verdad de Dios buena y dejarle a Dios el cómo y cada cuanto Él hará grande para el oyente.

3. La buena predicación proviene de dos amores—amor por la Palabra y amor por las personas—y de estos dos amores un deseo de mostrar a las personas la gloriosa gracia de Dios.

4. No se trata solamente de hablar acerca de Cristo en el sermón, sino de mostrarlo. Demostrar su grandeza y revelarlo a Él como digno de alabanza y adoración. Si hacemos eso, el Espíritu Santo nos ayudará, porque esa es su misión principal en el mundo.

5. Cada vez que expones un texto Bíblico, no has terminado a menos que demuestres como el texto enseña que no nos podemos salvar a nosotros mismos y que sólo Jesús puede.

6. La predicación expositiva es el mejor método de reflejar nuestra convicción que la Biblia entera es verdad.

7. Cuando Dios renombra a alguien, eso automáticamente lo rehace (Génesis 17:5). La Biblia no dice que Dios habló y luego procedió a actuar, que Él nombra y luego procede a formar—sino que el hablar y el actuar de Dios son la misma cosa. Su Palabra es su acción y su poder divino.

8. La tentación será dejar que el púlpito te lleve a la Palabra, pero en realidad, debes dejar que la Palabra te lleve el púlpito. La preparación del corazón del predicador es más importante que la preparación del sermón.

9. Un buen sermón no es como un martillo que golpea la voluntad sino como una espada que atraviesa el corazón.

10. Lo único que puede demoler el legalismo no es sólo el principio abstracto de que “eres aceptado y perdonado” sino un nuevo entendimiento de la bondad de Dios y Su costoso amor para nosotros en Cristo Jesús.

11. La lógica proveniente del evangelio que debe impregnar cada sermón es: "Esto es lo que debes hacer", luego "Esta es la razón porque no puedes hacerlo", luego "Aquí está Él que lo hizo por ti" y finalmente "Así es como la fe en Él te habilita para hacerlo."
La Biblia es, en realidad, una gran historia cuyo climax es Jesucristo.

12. El cambio ocurre no sólo cuando le das nuevos argumentos a la mente, sino cuando alimentas la imaginación con nuevas bellezas.

13. Realmente, sólo hay dos maneras de leer la Biblia: ¿Se trata básicamente acerca de mí o básicamente acerca de Jesús? En otras palabras, ¿se trata básicamente de lo que yo tengo que hacer o de lo que Él ya ha hecho?

14. "El predicador cristiano no es el sucesor del orador griego, sino del profeta Hebreo," escribe P.T Forsyth. "Es una cosa persuadir a la gente a hacer algo. Es algo muy diferente inducrilos a que confien en alguien y renuncien a sí mismos. El orador lleva a la gente a la acción, el predicador los invita a que sean redimidos."

15. Charles Spurgeon relata la historia de un ministro Galés que habló con un predicador joven acerca de su sermón después de haberlo oído. “Fue un sermón muy pobre”, le dijo al joven. “¿Me puede decir porque piensa así?” fue la interrogante del muchacho. “Porque,” dijo el ministro Galés, “Cristo no estaba en tu sermón.” “Bueno,” dijo el joven, “Cristo no aparecía en el texto; no debemos predicar a Cristo siempre, debemos predicarlo cuando aparezca en el texto.” 

La conversación continuó: “¿Acaso no sabes, joven predicador, que de cada pueblo, de cada villa y de cada caserío en Inglaterra, en donde quiera que sea, hay un camino hacia Londrés?” “Sí,” dijo el joven. “¡Ah!” dijo el viejo predicador, “tal es el caso de cada texto en la Escritura, siempre hay un camino hacia la metrópolis de las Escrituras, o sea a Cristo. 

Y mi querido hermano, tu trabajo cuando llegues a un texto es decir: ¿Ahora, cuál es el camino de este texto hacia Cristo? Y después predica el sermón, corriendo el camino hacia la gran metrópolis: Cristo. Y” dijo él, “Nunca he encontrado un texto que no tenga un camino hacia Cristo en el, y si alguna vez encuentro uno que no lo tiene, pues yo lo construiré; Iré por encima de arbustos y estanques, pero llegaré a mi maestro, pues el sermón no hace ningún bien si el sabor de Cristo no está en el.”

Por los momentos, tengo entendido que el libro todavía no ha sido traducido al español. Y sólo está en inglés. Puedes adquirirlo aquí

-Luis Luna Jr.
Pecador rescatado por gracia. Hijo eternamente amado por Abba.