Mucho puede decirse sobre la
oración. Podemos mencionar todas las razones para orar. Podemos experimentar
con diferentes métodos para que no se vuelva monótono. Incluso, podemos
reflexionar sobre las ocasiones en las que Dios parece no contestar nuestras
peticiones de la manera en que queremos. Pero, en el análisis final, por
nuestra propia cuenta, debemos caer a la realidad que si no oramos nos morimos.
Tim Keller en su libro
"Prayer: Experiencing Awe and Intimacy with God" relata la manera en
que él llegó a esta conclusión. Mientras pasaba una temporada tumultuosa en su
matrimonio, su esposa Kathy sugirió orar juntos todos los días. Tal vez eso
podría rescatar su unión matrimonial. Él estuvo de acuerdo. Pero, preguntó qué
pasaría si alguno de ellos, por alguna razón, simplemente no podía orar con el
otro. Ya fuera porque ambos estaban de viaje y el cambio de horario se
interpusiera. O porque estaban tan enfocados en algo, como en un proyecto de la
iglesia, que causaría que pasarán por alto
su compromiso. Todas estas eran razones entendibles.
Kathy presionó un poco
plasmando la idea que ella quería comunicar de la siguiente manera:
"Imagina que tienes una enfermedad terminal. Pero, un día vas al médico a
tu chequeo rutinario, sabiendo que te quedan pocos días para vivir. De repente,
tu doctor te dice que hay una pastilla que puede salvarte por completo. Puede
curar la enfermedad. Pero, hay un inconveniente: tienes que tomarte esta
pastilla todos los días. Si comienzas el tratamiento y lo interrumpes, la
recaída será peor. Y si dejas de tomártela por una tan sola vez, eres un hombre
muerto."
En verdad que eso suena
extremo. Pero, ¿cuál crees que serían las implicaciones? Por una parte, pase lo
que pase, nunca olvidarás beberte la pastilla. Aunque estés haciendo muchas
cosas a la vez siempre recordarás que debes tomártela. Tu vida depende de ello.
También, nunca estarás demasiado ocupado haciendo algo más como para no
beberla. Siempre encontrarás tiempo para hacerlo. Tu vida depende de ello. ¿Por
qué tu agenda y prioridades ahora giran alrededor de tomar esa pastilla? Porque
la realidad te ha atropellado como un camión Mack: si no tomas la pastilla,
estás muerto. Tu vida depende de ello.
Cristiano, si tú no oras,
estás muerto. No quiero decir que si dejas de orar un día irás al infierno.
Tampoco quiero decir que si oras más Dios te amará más. O si oras menos Dios te
amará menos. El amor de Dios hacia ti no está condicionado en base a tu
desempeño, sino al desempeño de Cristo en su vida y obra. Pero, lo que si
ocurrirá si dejas de orar es que poco a poco tu espíritu se irá debilitando. Poco a poco, tu
alma se irá marchitando. Poco a poco tu corazón encontrará deleite en ídolos
falsos en lugar de Jesús.
Lo espeluznante de esto es que
serás tentado a fingir que nada está pasando y todo marcha en orden. Puede que
estés tan ocupado sirviendo que todo mundo te considere en buen estado. A lo
mejor estás tan involucrado en la iglesia que a nadie se le ocurre que estás en
problemas. O tal vez estás liderando un ministerio tan activo que todo mundo
asume que tu corazón está en el lugar correcto. Pero, si tienes algún tiempo de
estar en la iglesia, tú y yo sabemos que puedes liderar un ministerio muy
activo con un corazón muy seco.
Ahora, sólo el Espíritu Santo
puede implantar esta convicción en lo más profundo de tu ser. Nadie más puede
hacerlo. No es la habilidad retórica o elocuencia inteligente lo que puede
bendecir a alguien con una dosis tan cargada de esta realidad sino el
Espíritu Santo. Sólo Él puede soplar vida y despertar tu distraído corazón al
hecho que: si no oras te mueres.
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Luís Luna Jr.
Pecador rescatado por gracia.
Hijo eternamente amado por Abba.
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