jueves, 9 de junio de 2016

Si no oras, te mueres


 
Mucho puede decirse sobre la oración. Podemos mencionar todas las razones para orar. Podemos experimentar con diferentes métodos para que no se vuelva monótono. Incluso, podemos reflexionar sobre las ocasiones en las que Dios parece no contestar nuestras peticiones de la manera en que queremos. Pero, en el análisis final, por nuestra propia cuenta, debemos caer a la realidad que si no oramos nos morimos.
 
Tim Keller en su libro "Prayer: Experiencing Awe and Intimacy with God" relata la manera en que él llegó a esta conclusión. Mientras pasaba una temporada tumultuosa en su matrimonio, su esposa Kathy sugirió orar juntos todos los días. Tal vez eso podría rescatar su unión matrimonial. Él estuvo de acuerdo. Pero, preguntó qué pasaría si alguno de ellos, por alguna razón, simplemente no podía orar con el otro. Ya fuera porque ambos estaban de viaje y el cambio de horario se interpusiera. O porque estaban tan enfocados en algo, como en un proyecto de la iglesia,  que causaría que pasarán por alto su compromiso. Todas estas eran razones entendibles.
 
Kathy presionó un poco plasmando la idea que ella quería comunicar de la siguiente manera: "Imagina que tienes una enfermedad terminal. Pero, un día vas al médico a tu chequeo rutinario, sabiendo que te quedan pocos días para vivir. De repente, tu doctor te dice que hay una pastilla que puede salvarte por completo. Puede curar la enfermedad. Pero, hay un inconveniente: tienes que tomarte esta pastilla todos los días. Si comienzas el tratamiento y lo interrumpes, la recaída será peor. Y si dejas de tomártela por una tan sola vez, eres un hombre muerto."
 
En verdad que eso suena extremo. Pero, ¿cuál crees que serían las implicaciones? Por una parte, pase lo que pase, nunca olvidarás beberte la pastilla. Aunque estés haciendo muchas cosas a la vez siempre recordarás que debes tomártela. Tu vida depende de ello. También, nunca estarás demasiado ocupado haciendo algo más como para no beberla. Siempre encontrarás tiempo para hacerlo. Tu vida depende de ello. ¿Por qué tu agenda y prioridades ahora giran alrededor de tomar esa pastilla? Porque la realidad te ha atropellado como un camión Mack: si no tomas la pastilla, estás muerto. Tu vida depende de ello.
Cristiano, si tú no oras, estás muerto. No quiero decir que si dejas de orar un día irás al infierno. Tampoco quiero decir que si oras más Dios te amará más. O si oras menos Dios te amará menos. El amor de Dios hacia ti no está condicionado en base a tu desempeño, sino al desempeño de Cristo en su vida y obra. Pero, lo que si ocurrirá si dejas de orar es que poco a poco tu espíritu se irá debilitando. Poco a poco, tu alma se irá marchitando. Poco a poco tu corazón encontrará deleite en ídolos falsos en lugar de Jesús.
 
Lo espeluznante de esto es que serás tentado a fingir que nada está pasando y todo marcha en orden. Puede que estés tan ocupado sirviendo que todo mundo te considere en buen estado. A lo mejor estás tan involucrado en la iglesia que a nadie se le ocurre que estás en problemas. O tal vez estás liderando un ministerio tan activo que todo mundo asume que tu corazón está en el lugar correcto. Pero, si tienes algún tiempo de estar en la iglesia, tú y yo sabemos que puedes liderar un ministerio muy activo con un corazón muy seco.
 
Ahora, sólo el Espíritu Santo puede implantar esta convicción en lo más profundo de tu ser. Nadie más puede hacerlo. No es la habilidad retórica o elocuencia inteligente lo que puede bendecir a alguien con una dosis tan cargada de esta realidad sino el Espíritu Santo. Sólo Él puede soplar vida y despertar tu distraído corazón al hecho que: si no oras te mueres.
 
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Luís Luna Jr.
Pecador rescatado por gracia. Hijo eternamente amado por Abba.

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