martes, 7 de junio de 2016

La oración no es como el portero gordito


Siempre me gustó jugar fútbol. Por eso, de niño siempre esperaba con ansias salir a recreo. Cuando sonaba la campana, todos salíamos al campo. Hacíamos una sola fila. Los capitanes, que eran los más habilidosos, elegían los jugadores de ambos equipos, uno por uno.

Hasta llegar al gordito menos habilidoso del grado. El niño que quedaba de último. Ninguno de los "capitanes habilidosos" lo quería en su equipo. Era, por así decirlo, como la última opción. 

Ya de perdida, alguien tenía compasión y lo elegía. Luego le decía una de las mentiras más grandes en la historia de la humanidad: "Ponte de portero. Y al gol cambiamos."

El gordito menos habilidoso siempre era el último en ser elegido.

Muchos de nosotros vemos la oración de la misma manera que los capitanes ven al gordito menos habilidoso.

Como la última opción en la lista de las posibles soluciones a un problema. Podemos decir mucho acerca de lo importante que nosotros creemos que la oración es. Pero, la manera en que nos referimos sobre la oración después que lo que intentamos no funcionó revela nuestras creencias fundamentales.

¿Alguna vez te has puesto a pensar en lo que decimos con respecto a la oración cuando después de intentarlo todo las cosas han fallado?

"Ya fui a todos los bancos a solicitar un préstamo y en todos me lo negaron. Ahora...lo único que queda es orar."

"Ya obtuve diferentes diagnósticos de diferentes médicos y no hay tratamiento para esto...lo único que queda es orar."

"Ya fui a los mejores consejeros y terapeutas sobre familia para rescatar mi matrimonio. Pero, nada ha funcionado. Creo que lo único que queda es orar."

¡¿Cómo que lo único que queda es orar?! 

Podemos hablar mucho acerca de lo grande que nosotros creemos que Dios es. Pero, nada revela la verdadera convicción que alguien tiene acerca de Dios que la manera en que ora.

La oración no es el último recurso en el “arsenal” de resolución de problemas. La oración es la vía principal para la transformación.

Cada vez que Dios quiere hacer algo radicalmente nuevo en una persona, en una iglesia, en una organización, en un país o en un continente, Él lo hace a través de las oraciones de su iglesia.

Los avivamientos en la historia de la iglesia cristiana no fueron causados por las reuniones estratégicas de los líderes denominacionales en donde ideaban que método usar para atraer más gente. No, los grandes avivamientos en la historia cristiana iniciaron mientras la iglesia se volvía consciente de su pobreza espiritual y su inmensa dependencia en el Dios Todopoderoso. Los avivamientos, antes, al igual que ahora, siempre han iniciado de rodillas.

Es curioso que mientras los hombres buscan maneras trendy y “en vogue” para resolver problemas, Dios está buscando hombres acostumbrados a oler el piso de sus cuartos, con su rostro postrado en tierra en oración.

¿Lo único que queda es orar? Claro. Desde el comienzo, la única alternativa que ha quedado ha sido y será…orar.

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-Luís Luna Jr.

Pecador rescatado por gracia. Hijo eternamente amado por Abba.

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