sábado, 4 de junio de 2016

Que Hacer Cuando No Quieres Orar, parte 2.


Aunque en Honduras sólo tengamos dos temporadas: calor con lluvia y calor sin lluvia, el planeta entero atraviesa por cuatro estaciones.

Lo mismo puede decirse acerca de nuestra vida en general y nuestra vida de oración en particular.

En algunas ocasiones, orar puede sentirse fácil. Tus deseos de orar se encuentran a flor de piel. Y cada vez que cierras tus ojos en oración tienes un momento significativo con el Señor. Podríamos llamarle a eso una primavera de oración.

Pero, puede ser que tu vida de oración esté tan seca como la árida tierra azotada por el fenómeno del Niño.

O a lo mejor tu corazón está frío como el duro invierno Siberiano.

Cuando estás en una temporada así, orar puede sentirse monótono y hasta intrascendente. Aquí hay algunas sugerencias que puedes seguir.

1. Ora Los Salmos.
Los niños aprenden a hablar escuchando a otros adultos. Los cristianos aprendemos a orar escuchando a grandes hombres y mujeres de Dios orando. En este sentido, los Salmos son una gran guía para nuestras oraciones pues expresan con franqueza la realidad del corazón humano. Los escritores de los salmos no esconden nada ni aparentan nada. Incluso, algunos salmos pueden parecer hasta ambiguos. "Señor, porque me has dejado?" "Señor, tú nunca me dejas."
Cuando se te haga difícil orar, toma la Biblia, abre un salmo y ora en respuesta a la revelación del carácter de Dios declarado en el Salmo.

2. Escribe tus oraciones en un diario.
Escribir enfoca tu mente en lo que quieres decir. Aquellas veces en que sientas que tu corazón está por todos lados como para tener un tiempo de oración poderoso, toma un cuaderno y comienza a escribir tus oraciones. Llevar un diario de tus oraciones también fortalece tu fe. Escribe las peticiones que le haces a Dios. Y también anota la fecha en que fueron contestadas. Pues cuando te encuentres en una situación en la que dudas de su bondad y soberanía, puedes regresar al diario y recordar las ocasiones en las que Dios intervino a tu favor.  

3. Ora a pesar que no tengas ganas.
Esto puede sonar contraproducente. De todos modos, el artículo se trata acerca de qué hacer cuando no tienes ganas de orar. Pero, podemos caer en el peligro de creer que la vida devocional se trata exclusivamente acerca de tener un éxtasis. Nuestro objetivo en la oración no debe ser sentir escalofríos en la espalda sino glorificar a Dios al conformar nuestro corazón al de Él. ¿De veras crees que el Dios todopoderoso, Creador de todo lo que hay decide manifestar su presencia sólo para darte "piel de gallina"?

Cuando los deseos de orar no estén a flor de piel, sólo hazlo y deja que los deseos te alcancen. Los predicadores puritanos aconsejaban a sus feligreses diciéndoles: "Oren hasta que oren." Suena redundante. Pero, lo que querían decir es que debemos orar hasta pasar el formalismo y la falta de realidad que experimentamos al comienzo de todo tiempo de oración.

El Dr. D.A Carson dice que el poder de Dios está ausente en aquellas oraciones que son como el típico niño bromista que sólo toca el timbre de una casa y sale corriendo.

Oremos hasta que oremos.

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-Luís Luna Jr.

Pecador rescatado por gracia. Hijo eternamente amado por Abba.

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