Comencé a servir en el ministerio de jóvenes a temprana
edad. Pero, rápido me di cuenta de las cosas, o las presiones, con las que un
pastor de jóvenes tiene que lidiar de forma continua. Si has estado en el
ministerio juvenil por algún tiempo, tienes una idea de las presiones que estoy
hablando. Algunas de ellas, claro, no son exclusivas al ministerio juvenil, sino que toda persona que sirve de alguna manera en el ministerio de forma vocacional las atraviesa de manera regular. Pero, algunas son muy características de la pastoral de la juventud.
Por un lado, están los adultos, algunos amables y con
buenas intenciones, que siempre quieren decirte lo que tienes que hacer con los
jóvenes. Eso no está del todo mal. La biblia dice que muchos consejos traen sabiduría.
Pero, pareciera que algunas personas simplemente nunca están satisfechas. O los
jóvenes hacen muy poca acción social. O se proyectan demasiado con la
comunidad. O son demasiado ruidosos. O no son lo suficiente “enérgicos.”
Por otro lado, está la presión de ser continuamente
creativo e innovador. Dios no permita que lleves a cabo una actividad que has
hecho tiempo atrás. Estás arriesgando la vida de tus jóvenes y orillándolos a
que se vayan al mundo. O lo que es peor: a otra iglesia con un ministerio de
jóvenes más "trendy."
Tal vez escuchaste que "debemos cansar a los jóvenes
haciendo cosas buenas porque están llenos de energías que pueden usar en cosas
malas." Reconozco la buena intención detrás de esta forma de pensar. Pero,
si somos honestos, a veces, en respuesta este paradigma, los pastores de
jóvenes queremos inventar el agua caliente en cada reunión, ¿no es cierto?
También, existe la presión de ser culturalmente relevante.
Aunque este término suene atractivo, en muchos casos, lo que de verdad
significa es que debemos tener luces y humo en el escenario. Y nuestros
campamentos deben tener nombres en inglés que al resto le cuesta pronunciar.
La cultura contemporánea exige varios requerimientos de
aquellos que tienen la gran tarea de liderar a la juventud en la iglesia local.
No debemos quejarnos. Sino, aprovechar la oportunidad para adaptarnos y crecer.
Los tiempos han cambiado. Y siempre seguirán cambiando. No debemos ignorar
esto. Necesitamos adaptarnos. Esto, claro está, no quiere decir que cambiemos
el contenido del mensaje del evangelio. Pero sí los métodos que usamos para
comunicar el contenido del mensaje.
Aunque la lista de requisitos puede continuar, vale la pena
preguntarse: ¿Qué es lo que Dios requiere de los pastores de jóvenes? Pablo, el
apóstol, inspirado por Dios, escribe a dos pastores jóvenes: Timoteo y Tito.
Ambos ministraban en ciudades grandes y paganas. Las cartas a Timoteo y Tito son
conocidas como las epístolas pastorales. Porque en ellas Pablo les aconseja a
estos pastores jóvenes sobre como conducirse en sus vidas personales y
ministeriales.
Así que, si la conversación sobre los requerimientos que
debe cumplir un pastor de jóvenes nos interesa, debemos ver que es lo que dice al
Dios al respecto, ¿no?
En 1 Timoteo 3, Pablo enumera los requisitos que debe
cumplir todo aquel que sirve en el ministerio pastoral. Y sí, esto incluye a
quienes estamos en el ministerio de jóvenes:
Palabra fiel es ésta:
Si alguno aspira al cargo de obispo[a], buena obra desea hacer. 2 Un[b] obispo
debe ser, pues, irreprochable, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, de
conducta decorosa, hospitalario, apto para enseñar, 3 no dado a la bebida[c],
no pendenciero, sino amable, no contencioso, no avaricioso. 4 Que gobierne bien
su casa, teniendo a sus hijos sujetos con toda dignidad 5 (pues si un hombre no
sabe cómo gobernar su propia casa, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios?);
6 no un recién convertido, no sea que se envanezca y caiga en la condenación en
que cayó el[d] diablo. 7 Debe gozar también de[e] una buena reputación entre
los de afuera de la iglesia, para que no caiga en descrédito y en el lazo del
diablo.
Hay algo interesante en esta lista. Y es esto: la
descripción que Pablo hace incluye más rasgos de carácter que muestras de talento.
De hecho, la única habilidad que aparece nombrada aquí es que quien anhela
ministerio debe “ser apto para enseñar.” En otras palabras, Dios está diciendo
que el ministro debe tener un carácter sólido más que un conjunto de
habilidades fuera de serie.
Dios está más interesado en tu integridad que en tu
habilidad. Esto no quiere decir que el talento, las habilidades y muchas otras
virtudes no contribuyan a que tu ministerio juvenil sea efectivo. Tú tienes
talentos que te hacen único. Fue Dios quien te los dio. Y Él quiere que los
uses en el lugar en donde estás.
Pero, más que manos hábiles, más que una mente brillante,
Dios busca integridad de carácter.
Las habilidades son aprendidas. El carácter es formado.
Está bien que tengamos las actividades y los juegos más divertidos en nuestros
campamentos o retiros. Está bien que nuestras reuniones sean llamativas con
luces, humo y música que supere los 1000 decibeles. Está bien que hayamos leído
todos los libros de Lucas Leys y no faltemos a las conferencias de
Especialidades Juveniles.
Pero, Dios quiere integridad. Esto significa que tus
hechos sean consecuentes con tus palabras. Esto significa cumplir con lo
prometido aunque el estado de ánimo en el que lo prometiste haya cambiado. Esto
significa ser de una sola pieza: ser la misma persona cuando la gente te ve y
cuando la gente no te ve.
La razón por la que Dios quiere formar integridad en tu
carácter antes de llenarte de habilidades es simple: quien eres cuando nadie te
ve determina cuán lejos llegarás. De lo contrario, si te enfocas más en
perfeccionar tus talentos antes de formar tu carácter entonces tus habilidades
te llevarán a lugares en donde tu carácter no te podrá sostener. Y
eventualmente, colapsarás.
Pueden haber líderes juveniles clamando para que Dios les
de multitudes. Por una cosecha de almas sobrenatural. Estas no son cosas malas
de pedir. El hecho que las pidamos puede ser muestra de un corazón apasionado
por almas. Pero, antes de bendecirte con crecimiento ministerial Dios quiere
formarte con integridad en tu vida personal.
¿Permitiremos al Espíritu Santo que nos haga más parecido a
Jesús?
-Luís Luna jr.
Pecador rescatado por gracia. Hijo eternamente amado por
Abba.
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