“Presidente Trump.” Poca gente en las últimas semanas se
imaginó tener que digerir esta realidad. Al menos yo fui uno de ellos. No
porque “apoyaba” a la candidata Hillary Clinton. Sin porque pensé que después
de todo lo polémico que Trump dijo e hizo el pueblo estadounidense no saldría a
votar por él en masa para elegirlo como el líder de su nación.
¡Qué errado que
estaba! Junto a mí, un buen porcentaje de la población norteamericana, y del
mundo entero se llevó la misma sorpresa también.
Escribo esto, desde Honduras, como un ciudadano hondureño
que ama este país y a su gente. A pesar que en nuestra nación tenemos un sinfín
de problemas que debemos atender, sé que en este momento a muchos de mis
compatriotas y hermanos hispanos radicados en EUA se les está haciendo difícil
asimilar, mucho menos interpretar, lo que pasó el día de ayer.
¿CÓMO PASÓ?
Comencemos por intentar entender cómo fue que el magnate
millonario Donald Trump obtuvo los más de 270 votos del colegio electoral para
alcanzar la presidencia de EUA. Esta es una interrogante que en este momento se
están haciendo no sólo los expertos y analistas de mesa redonda de las
principales cadenas televisivas. Sino que muchos en sus hogares, trabajos y
universidades están queriendo entender qué exactamente fue lo que pasó. Como cuando
te atropella un camión y vives para contarlo.
Muchas voces de líderes prominentes en el partido
republicano, incluso, semanas antes del día de las elecciones sugirieron que lo
mejor que Trump podía hacer era renunciar a su nominación y dejar que Mike
Pence, su candidato vice-presidencial y un conservador “más puro” tomará la
guía del barco. La mayoría de las encuestas, por no decir todas, daban a la
secretaria de Estado Hillary Clinton como la ganadora de esta contienda. Las
discusiones en los noticieros se centraban no en quien iba a ganar; sino cuanto
sería el margen de diferencia de la inminente victoria de Hillary.
Bueno, así como el Brexit en Inglaterra, el plebiscito en
Colombia y las elecciones en Estados Unidos, las encuestas una vez mostraron
estar equivocadas. Tal parece que un gran número de personas que votaron por
Trump no querían decir que votarían por él cuando los encuestadores les
preguntaban. Esto es significativo. Osea, muchos votantes de Trump sentían pena
en decir que votarían por él.
En este momento, la tentación más grande de la comunidad
hispana es concluir, de forma inmediata, que la razón por la que Trump ganó es
porque el país está lleno de racistas blancos que odian a la gente de color y
por eso eligieron a otro racista blanco. Sin embargo, los factores que tuvieron
un papel importante en esta elección son mucho más complejos que este tipo de generalización.
En primer lugar, esta elección puede ser considerada como
la venganza de la clase trabajadora blanca o del área rural de EUA. Este segmento
amplio de la población ha crecido con la noción, casi inconsciente, que Estados
Unidos les pertenece. Pero, las más recientes políticas económicas y sociales
impuestas por la clase élite de izquierda, en su mayoría representado por el
partido Demócrata, afectaron sus bolsillos y atentaron en contra de sus
convicciones religiosas.
¿Cómo? Los acuerdos económicos de libre comercio firmados
por EUA avanzaron de manera considerable el fenómeno que ahora se conoce como “la
globalización.” Esto significó, entre otras cosas, que las empresas exigirían
mayores credenciales académicas de mejores instituciones. Credenciales
académicas que la mayoría en este segmento de la población no posee.
También,
uno de los efectos secundarios de estos tratados fue que las grandes fábricas
en ciudades pujantes como Detroit, ahora estaban cerrando para irse a países
con mano de obra más barata y con menos impuestos gubernamentales. Esto afectó
mucho el bolsillo de este segmento electoral.
En la parte social, la mayoría de personas que componen
la clase trabajadora blanca y viven en el sector rural de EUA llevan un estilo
de vida en donde los valores religiosos forman una parte fundamental de su
micro-cultura demógrafica. Estos valores religiosos se expresan en su justa
lucha contra la práctica del aborto y en contra del avance de la agenda agresiva
de la comunidad LGTB.
La corte suprema, en los últimos años, ha ratificado
leyes compatibles con la izquierda progresista, más recientemente la aprobación
del matrimonio homosexual en todos los estados. Esto ha causado que esta
población sienta que el gobierno atenta contra sus valores religiosos. Mismos
valores, que en el pasado, llevaron a los padres fundadores a emprender el
experimento americano.
Socialmente y económicamente, los Estados Unidos en los
que este amplio segmento había crecido, ahora se estaban desvaneciendo, según
ellos, frente a sus propios ojos. Por eso, el slogan de Trump apelaba a la
nostalgia. Un llamado a “que Estados Unidos sea grande de nuevo.”
En una reacción de ira hacia la pérdida de su país, según
como ellos lo miraban, impulsó a los votantes blancos de clase media
trabajadora a ir en masas a las urnas a votar por Trump.
REPUDIO A HILLARY
Encima de esto, está el hecho que Hillary Clinton es el
tipo de persona que no inspira confianza para muchos. Pocos se atreven a negar
su experiencia en materia política. Su activismo como primera dama, como
senadora del estado de New York y más recientemente como secretaria de Estado
son credenciales más que suficientes para confirmar que estaba preparada para
el cargo.
Sin embargo, los escándalos en los que se vio rodeada, como haber
usado un servidor de correo electrónico privado mientras servía en un cargo
público; su aparente falta de juicio en el ataque sirio a la embajada de
Benghazi y las acusaciones de haber usado dinero de su fundación para gastos
personales, entre otras cosas, generó siempre una actitud de escepticismo hacia
ella como figura política.
Su propio
partido se vio dividido por Bernie Sanders, un senador socialista de la tercera
edad, que inspiró a los votantes jóvenes a clamar y soñar por una revolución
política. Muchas voces dentro del movimiento de Bernie desconfiaban tanto en
ella que afirmaban que no se atreverían a votar por alguien tan corrupta y
coludida con los grupos de poder como Hillary.
En cierta medida, el gane de Trump es un voto de castigo
hacia la clase política. Una protesta hacia el típico politiquero promedio que
ha hecho de su vida una carrera política a expensas del patrimonio del pueblo. En
resumen, la gente votó por Trump porque creían en él o porque simplemente
odiaban demasiado a Hillary. Ambas premisas tienen su gramo de verdad.
Un enorme descontento económico en la clase trabajadora
blanca, impulsado por un sentido de persecución casi "confirmado" en
políticas sociales de izquierda impuestas por la clase élite progresista y una
desconfianza casi bordando al odio hacia Hillary Clinton son algunas de las
claves que añaden luz para explicar el movimiento social que llevó a Trump a la
victoria. Y soy enfático en decir algunas.
Entender estos factores es importante para que la
comunidad hispana no se estanque en la narrativa que EUA es una nación racista
llena de gente que odia a las personas de color.
Claro, esto no niega la existencia de racismo sistémico
presente en las esferas de la sociedad norteamericana. Que se manifiesta, en el
peor de los casos, en brutalidad policíaca hacia personas de color. El hecho
que Trump inspiró y movilizó, intencionalmente o no, a grupos extremistas de
supremacía blanca, como David Duke, líder del Ku-Kux-Klan, es un indicador del
tipo de pasiones que, el ahora presidente electo, encendió con su mensaje en
algunos sectores radicales.
USA REPUBLICANA
La realidad es que Trump se ha convertido en el primer
presidente norteamericano sin experiencia previa alguna en un cargo público ni
en las fuerzas armadas. Ha pasado de ser un magnate con dinero, mujeres y poder
a ser un magnate presidente con dinero, mujeres y poder político.
Y mucho poder político. Pues, otro resultado enorme es
que el partido republicano tiene el control no sólo de la casa blanca, sino del
senado y la cámara de representantes. Trump, en su facultad como presidente,
tendrá la tarea de nominar a un magistrado de la corte suprema para reemplazar
al ya fallecio jurista conservador Antonin Scalia. Él ha prometido que la
persona que ocupará ese puesto será "conforme al molde de Scalia."
Esto dejaría a la corte superma con una mayoría republicana de 5-4.
En otras palabras, un hombre que hace algunas semanas
estaba reclamando en la madrugada via twitter por la parodia que unos actores
habían hecho de él ahora estará a cargo no sólo de la casa blanca, sino de la
rama legislativa y muy probablemente de la judicial. Esto como resultado del voto de castigo no sólo hacia Hillary sino a las políticas sociales demócratas.
INCERTIDUMBRE EN HISPANOS
Ahora, los miedos que arrestan a un gran sector de la
comunidad hispana en este momento son reales. Casi por más de un año, los
hispanos escucharon de la boca de Trump decir que ellos eran un gran factor culpable
del declive del país. Trump les decía continuamente que eran los culpables de
la delincuencia, violaciones y del desempleo de mucha gente. Y como Trump
miraba a los migrantes como el problema entonces la solución que propuso fue
contundente: deportarlos a todos y construir un muro en la frontera para que no
sigan entrando.
Ha sido esta postura y la posibilidad que ahora se pueda
hacer realidad lo que ha causado una ansiedad colectiva en medio de un amplio
segmento de la comunidad hispana en EUA, más que cualquier otra de las palabras
sensacionalistas de Trump.
Sin embargo, ahora que la elección terminó es necesario
preguntarse qué parte de todo este discurso en realidad es viable y qué parte
solo fue dicha para encender a su base electoral.
Por un lado, la idea de crear una fuerza policial
migratoria para ir de casa en casa a sacar a los inmigrantes indocumentados,
deportarlos y luego que el estado se haga cargo de los hijos de ellos, que son
ciudadanos por nacimiento, no sólo es algo utópico sino que es también suicidio
económico. La población hispana es una fuerza económica pujante en el país. No
sólo en el sector agrícola sino en diferentes rubros. Trump es un empresario y
lo sabe. Es la razón por la que él mismo contrató a constructores imigrantes
para llevar a cabo sus proyectos de infraestructura en el estado de Nueva York.
Una de sus otras propuestas es construir un muro para
impedir el flujo migratorio a través de la frontera sur con el país vecino de
México, que por cierto, será responsable de pagarlo. Esto no sólo es inconcebible
económicamente hablando. Pero, asumiendo que el muro se construya y que el
gobierno mexicano se postre de rodillas ante los deseos de Trump, construir un
muro aportaría poco o nada para tratar con la problemática de la inmigración.
Algunos estudios indican que gran parte de los
inmigrantes indocumentados que han llegado EUA en los años recientes, lo han
hecho no cruzando el río sino quedándose más tiempo del que sus visas les
permitían. Eso sin mencionar que la frontera está llena de túneles subterráneos
por medio de los cuales los cárteles trafican droga y personas. Túneles que
pueden evadir los muros más altos.
Así que es muy probable que su retórica sobre deportación
masiva y un muro fue usada únicamente para movilizar a su base a que salieran a
votar con enojo "porque los inmigrantes están destruyendo el país."
RESPUESTA
Bien, después de al menos hacer el intento de encontrar
una explicación al fenómeno político que es Donald Trump y su inminente llegada
a la Casa Blanca, ¿cómo debe la comunidad hispana cristiana responder ante
esto?
1. Ora. La primera manera de responder es la oración. Las
personas que piensan que esto es nada más pietismo que fomenta una mentalidad
escapista, en realidad están menospreciando el poder de Dios y el amor de Dios.
El poder de Dios en el sentido que Él pone a reyes para usarlos con el fin de
cumplir sus propósitos. Y el amor de Dios en el sentido que Él siempre está
presto a inclinar su oído a la voz de clamor de su pueblo.
La comunidad hispana
radicada en USA está ordenada por Dios para orar por su nuevo líder, por mucho
que estén desaprueben su persona y estén en desacuerdo con sus políticas. Sólo
Dios puede brindarle sabiduría y humildad para guiar a la nación más poderosa
del mundo.
2. No temas. Hispano, tu temor en este momento es real.
Las razones para tener ansiedad son muy válidas. Los posibles escenarios que
fomentan la incertidumbre en tu mente cuando piensas en tu futuro y en el de tu
familia después de lo que pasó ayer son, en gran medida, justificadas.
Pero, tu Dios es más real aún. Esto no quiere decir que
milagrosamente Trump desaparecerá del mapa y no será el presidente. Sino que,
la realidad de Dios se expresa en que Él tiene el poder para guardar a Su pueblo
en medio de diferentes tipos de gobernantes.
Incluso, existe evidencia bíblica e histórica que Dios ha
usado a gobernantes muy paganos para llevar a propósitos divinos específicos.
No estoy diciendo que este sea el caso. Pero, tampoco digo que este sea la
excepción.
La historia de Sadrac, Mesac y Abed-nego en Daniel
3:16-30 es fascinante precisamente porque la fe de estos jóvenes se manifiesta
en que mantenien su lealtad a Dios aún frente a posibles sanciones
gubernamentales por parte del rey Nabucodonosor.
Cuando son amenazados de ser arrojados al horno de fuego
por no postrarse ellos contestan: He aquí
nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de
tu mano, oh rey, nos librará. Y si no,
sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua
que has levantado.
El v. 18 evidencia un tipo de fe inquebrantable. Una fe
en Dios si Él decide contestar nuestras oraciones o si decide no hacerlo. Esta fe
valiente sólo es posible cuando tu confianza descansa en un reino inquebrantable
liderado por un Rey Supremo.
Esto quiere, decir, y por muy difícil que esto pueda sonar: que tus peores miedos después de los resultados de ayer, sufrir deportaciones
masivas o recibir expresiones racistas intensificadas, puede que ocurran como
puede que no.
Pero, aún, si así fuera...si Dios decidiera permitir eso,
tu confianza no descansa en las circunstancias políticas pasajeras sino en el
carácter eterno de Dios.
Hispano, tu lealtad no es primordialmente a tu país de
origen. Tu lealtad no es principalmente al país en el que vives ahora. Tu lealtad esencial es hacia un Reino que es de otro mundo. Tu lealtad se debe a un carpintero
del oriente medio que habla arameo. Y es el Rey del Universo. Tu ciudadanía es
celestial.
Eso significa, que en donde quiera que estés, si has nacido de
nuevo, eres un inmigrante en esta tierra. De la misma manera nuestro Salvador
es hijo de padres inmigrantes que huyeron de las políticas asesinas de un tirano.
Estamos peregrinando hacia nuestro verdadero hogar. Por
eso, tu documento de validación no es una tarjeta verde que puede ser revocada,
sino un sello eterno escrito con sangre que dice: "Consumado Es." Porque
el reino eterno de Dios es más grande que el “sueño americano.
-Luís Luna Jr.
Pecador rescatado por gracia. Hijo eternamente amado por
Abba.
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