Hoy se llevan a cabo las
elecciones presidenciales en EUA. Y como en casi todos los países, estas pueden
ser desgastantes para la población, en todos los aspectos. Desde los anuncios
televisivos llenos de odio entre candidatos; los continuos escándalos en que
ambos participantes se han visto involucrados; y hasta el hecho que más de alguno
leyendo esto tuvo que bloquear a un familiar o amigo de Facebook por ser un “bully”
político.
Las elecciones siempre dan
de qué hablar y esta no ha defraudado. ¡Vaya que sí ha habido materia prima
para los tabloides!
Sin embargo, esta elección
se presenta como un dilema para la población estadounidense en general y la
comunidad hispana en particular.
Por un lado, está el magante
billonario Donald Trump, candidato por el partido republicano. ¿En serio tengo
que escribir más de lo que ya se ha escrito acerca de él? El empresario
neoyorquino ha sido un personaje interesante de analizar.
Ciertamente ha
mantenido ocupado a más de algún terapeuta. Pues incluso sus más acérrimos seguidores
se han encontrado en aprietos al querer defender sus palabras y acciones. Como
por ejemplo…
La vez que llamó a los
mexicanos “violadores” en el discurso del lanzamiento de su campaña
presidencial.
O cuando se burló
públicamente de un reportero con una discapacidad física.
O cuando expresó que si su
hija no fuera su hija él la sedujera.
O cuando dijo que las mujeres
a su alrededor siempre se dejaban tocar por él por ser un hombre poderoso y
rico.
O el hecho que tiene más de
una docena de mujeres culpándole de acoso sexual.
Y la lista sigue. Muchos hispanos
políticamente conservadores que votan por él, lo hacen no porque aprueban su
persona sino porque representa el conservadurismo republicano.
Sin embargo, un
hombre que ha amasado su fortuna en el negocio de los casinos y se ha declarado
en bancarrota el doble de veces que se ha casado no es alguien que se
considere, de la noche a la mañana, como el paladín del partido de los
"valores cristianos."
Y por otro lado está la
secretaria de Estado Hillary Clinton, candidata por el partido demócrata. Según
lo sugieren la mayoría de las encuestas, el voto hispano se volcará
desproporcionalmente a favor de Hillary.
En parte, porque la candidata ha
tocado temas de mucho interés para la comunidad hispana, como ser: un camino
viable hacia la ciudadanía para los migrantes indocumentados que tienen algún
tiempo de estar en el país sin haber cometido delitos mayores.
A diferencia de
Trump, quien ha prometido construir un muro entre México y EUA y deportar a los
migrantes indocumentados, Hillary propone la idea de una nación con
"fronteras abiertas" sin deportaciones masivas. Lo que sea que eso
signifique.
Sin embargo, para los
hispanos seguidores de Jesús, gran parte de las políticas sociales de "La
Hillary" son incompatibles con algunas convicciones centrales de la fe
cristiana. La secretaria de Estado ha sido enfática en resaltar su apoyo a la
práctica del asesinato a los no nacidos así como al avance de la agenda de la
comunidad LGTB. Esto presenta un problema.
No porque "Dios odia a los gays
y quiere que se vayan al infierno." Sino porque estas propuestas no están
en sintonía con el diseño que Dios ha establecido para que la humanidad
florezca.
El Dios de la Vida desaprueba el aborto. De la misma manera que desaprueba
el intento humano de redefinir el concepto de matrimonio y familia. Es la
Palabra de Dios, y no el fallo de una corte, lo que determina que es lo mejor
para que los humanos progresemos.
El hecho que Hillary sea
"abierta" a los migrantes no anula que el resto de sus iniciativas
sociales deban ser examinadas conforme a la Escritura.
Aparte que ella también ha
tenido su porcentaje significativo de escándalos en los que ha estado
involucrada. Como por ejemplo, en los últimos días, el FBI abrió una
investigación en su contra por usar un correo electrónico con un servidor
privado mientras servía como funcionaria pública.
El paisaje político
estadounidense para la comunidad hispana podría resumirse en esto: la persona
de Trump y las políticas de Hillary son un desastre.
Por eso, es posible que la
incertidumbre y la ansiedad estén presentes en el corazón de muchos hispanos
hoy.
Padres hispanos ansiosos por
su estatus legal, pues no saben si verán a sus hijos crecer. Ya que uno de los
candidatos aboga por deportación masiva.
Jóvenes hispanos
amedrentados ante la potencial realidad de una resurgencia de nacionalismo
racista que les haga dudar si habrá lugar para ellos en los Estados Unidos de
Donald Trump.
Hispanos cristianos
atemorizados ante la posible realidad que las políticas sociales liberales
continúen socavando el tejido judeo-cristiano que ha hecho grande al
experimento americano.
Pastores hispanos con
incertidumbre ante la probabilidad que la predicación de su fe sea reprimida
por el secularismo que atenta contra la libertad religiosa en los Estados
Unidos de Hillary Clinton.
Estas interrogantes no
tienen respuestas simples. Pero, a pesar de eso, en temporada de elecciones la
tentación más grande es que nuestros corazones se intoxiquen con lo temporal. Y
perdamos de vista lo eterno.
Por eso, quiero compartir tres realidades que la comunidad hispana en USA debe recordar en este día de elecciones
presidenciales:
1. Jesús nos ordena amarnos los unos a los otros (Juan
13:34).
Un dicho popular es
"cada cabeza es un mundo." Esto es aún más cierto en la esfera
política. Todos tenemos nuestra propia idea de cómo un gobierno debe hacer las
cosas.
Por eso, en más de alguna ocasión has dicho algo como, "si yo fuera
presidente..."
Sin embargo, aunque tengamos
diferentes puntos de vista acerca de asuntos sociales y económicos, Jesús nos
ordena que nos amemos los unos a los otros. Sí, aún a aquellos que votarán por
el candidato opositor de tu partido.
Me fascina que los
evangelios muestran a un Jesús tan cautivador que hacía que personas tan
contrarias en opiniones políticas lo siguieran. Por ejemplo, Pedro era un
zelote. Un patriota radical. Y Mateo, un recaudador de impuestos. Leal al
imperio romano. Un traidor para los zelotes. Mateo era el tipo de persona a
quien tipos como Pedro soñaban con matar. Y ambos se convirtieron en seguidores
de Jesús.
Jesús tomaba a zelotes y
recaudadores de impuestos y los convertía en sus seguidores. En la actualidad,
parece que hemos invertido ese orden. Y tomamos a seguidores de Jesús para
convertirlos en zelotes y recaudadores de impuestos.
Si eres republicano, Dios
quiere recordarte que tu vecino demócrata porta la imagen de Dios. Y si eres
demócrata, Dios quiere recordarte que tu vecino republicano, también, porta Su
imagen. Dios quiere que ames a las personas, aunque voten diferente que tú.
2. Dios pone y quita presidentes (Dan. 2:21).
La doctrina de la soberanía
de Dios es fácil de entender. Pero, difícil de aceptar. Porque desmorona el
orgullo humano al quitar de nosotros la falsa idea que tenemos el control de lo
que ocurre a nuestro alrededor.
Dios es soberano. Él hace lo
que quiere, como quiere y cuando quiere. Pero, Dios no sólo es soberano. Sino
que es providencial. Dios no es un ser espiritual supremo determinado a cumplir
sus caprichos cósmicos. Sino que es un buen padre que permite que algunas cosas
ocurren para que sus propósitos se cumplan. Aunque, en el momento, no
entendamos que es lo que Él se tiene entre manos.
Por eso, participa en este
proceso electoral. Si puedes salir a votar, sal y hazlo. Pero, recuerda que al
final, es Dios y no tú quien decide el futuro de la nación. Dios es soberano.
Hillary, Trump y tú no lo son.
3. Jesús seguirá sentado en su trono (Efe. 2:6)
Después que todos los votos
sean contabilizados y el colegio electoral determine quién será el próximo
presidente de los Estados Unidos, algo importante pasará: Jesús seguirá sentado
en Su trono.
No importa quién sea electo
presidente, Jesús seguirá siendo Rey. No importa quien se siente en la oficina
oval por los próximos cuatro años, Jesús seguirá sentado en el Trono Celestial
por toda la eternidad.
Los imperios edificados por
hombres, van y vienen. Pero, el reino de Dios permanece. Los gobernantes un día
son y el otro dejan de ser. Pero, el reino de Dios permanece. Las campañas
políticas tienen un comienzo y un fin. Pero, el reino de Dios permanece para
siempre.
Hispano, si tú has nacido de nuevo tu lealtad le pertenece a algo más
grande que al sueño americano. Tú eres parte de un reino que no puede ser
conmovido. Un reino cuyo líder gobierna el cosmos. Tu lealtad se debe a un
carpintero judío que es el Rey del Universo.
El pastor John Piper lo pone
de la siguiente manera: "Un día, los Estados Unidos y sus presidentes
serán una nota al pie de página en la historia, pero el reino de Jesús nunca
acabará."
Los reyes pasarán. Los
presidentes pasarán. Las elecciones pasarán. Pero, Jesús no. Sin importar quien
gane hoy, Jesús seguirá siendo Rey. Y esas son buenas noticias.
-Luís Luna Jr.
Pecador rescatado por
gracia. Hijo eternamente amado por Abba.
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