miércoles, 23 de marzo de 2016

Esperanza ante el terrorismo: De Bruselas al Reparto Lempira


Un autor cierta vez dijo: La felicidad en el mundo es como un corto comercial en medio de una película de terror. La disfrutas mientras dura. Pero, de pronto el comercial termina y las cosas regresan a su programación habitual.

¿Demasiado Trágico? Tal vez. Pero, es probable que este fue el sentimiento general de las personas que sufrieron actos de terror en el aeropuerto de Bruselas en Bélgica y en la col. Reparto Lempira en San Pedro Sula el día de ayer.

En cierta manera, los actos de terror nos muestran que la naturaleza humana es muy ambigua. Por un lado, somos lo suficientemente creativos y buenos para construir orfanatos, hospitales y aeropuertos. Por otro lado, somos lo suficientemente ingeniosos y malos para hacer bombas y armas para destruirlos. 

Los humanos somos capaces de realizar gran bien. E infundir gran terror. El terrorismo, internacional y doméstico, nos muestra hasta donde el mal dentro del corazón humano puede llegar.

Y ante la existencia del mal, debemos lamentarnos. Un error común en gran sector del evangelicalismo moderno es enseñar directa o indirectamente que "los hijos de Dios no se deben lamentar." Esto es curioso. Y hasta irónico, pues la Biblia tiene un libro que se llama Lamentaciones. No sólo eso, sino que hay una sección entera de los Salmos que son “cantos de lamentaciones.” 

Parece que la psicología popular positiva ha influido tanto en el pensamiento cristiano protestante que pensamos que lamentarnos nos hace débiles.

Pero, esto proviene de una mala comprensión del lamento bíblico. Emmanuel Katongole lo describe de la siguiente manera: "Lamentarse no es desesperarse. Lamentarse no es quejarse. No es un llanto hacia el vacío. Lamentarse es un llanto dirigido a Dios. Es el llanto de aquellos que ven la realidad de las heridas profundas del mundo y el costo de buscar la paz. Es la oración de aquellos que están incómodos con la manera en cómo están las cosas. El viaje hacia la reconciliación está basado en la práctica de la lamentación."

El mal tiene diversas formas. Desde las personas inocentes corriendo por su vida ante el atentado en el aeropuerto Zavanteem en Bruselas; los vecinos de la comunidad Reparto Lempira empacando sus pertenencias para huir por sus vidas; los continuos atentados terroristas, que no son tan televisados, en Líbano y Siria; hasta las masacres en suelo hondureño que se dan con frecuencia. 

Ante esto, debemos clamar: “¿Hasta cuándo, Señor?” (Salmo 13:1)

Es por esto que el mensaje del evangelio es pertinente para las víctimas y victimarios. A los terroristas, internacionales y domésticos, Dios quiere decirles que a menos que se arrepientan, ningún sufrimiento que han causado a otros se compara con el verdadero terror y sufrimiento que experimentarán en el lago de fuego. 

A los víctimas aterrorizadas, Dios quiere que sepan que Él es un juez justo. 

Y aunque en este lado de la eternidad, la justicia humana ciertamente es imperfecta, Él un día vendrá a juzgar sin impunidad. Sin amnistía. Sin salvoconducto.

El ladrón que estaba al lado de Jesús, bajo los estándares de Roma era un terrorista del Medio Oriente, en su acto de fe no creyó que su salvación lo liberaba de dar cuentas por sus actos. Él confesó que su sentencia era justa. Y qué él estaba recibiendo "la recompensa debida por sus actos" (Lucas 23:41) aún mientras él clamaba a Jesús por una entrada misericordiosa al reino de Cristo.

Por tanto, no es contradictorio clamar para que Dios haga justicia interviniendo en grupos de terror como ISIS  y las pandillas. Y también, al mismo tiempo clamar para que tanto víctimas como victimarios puedan conocer la misericordia de Dios en Cristo Jesús. Esa oración no es incoherente porque está basada en la cruz.

La cruz significa que Dios es justo y no ignora el pecado. Por eso, Él lo castiga. Pero, la cruz también muestra a un Dios escandalosamente amoroso. Por eso, castiga el pecado...en Su Hijo. Esa es la cruz. Y los cristianos, somos el pueblo de la Cruz.

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-Luis Luna Jr.
Pecador rescatado por gracia. Hijo eternamente amado por Abba.


2 comentarios:

  1. Acertado comentario...me gustó la parte del libro de Lamentaciones... Saludos Luis. Seguimos en sintonía.

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    1. Gracias por el apoyo, bro. Un saludo. Y estamos en contacto.

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