sábado, 19 de marzo de 2016

5 lecciones que he aprendido de mi papá



He tenido mentores y amigos influyentes en mi vida. Pero, ninguno como mi papá. Hoy se celebra el día del padre. Y quiero compartir algunas lecciones que he aprendido de él. Sin ningún orden en particular, aquí están:

Mi papá me ha enseñado a valorar el estudio teológico.

Mi papá inició el ministerio pastoral reconociendo la necesidad de la preparación teológica. Había ocasiones en que venía de recibir un curso, llegaba a casa, tomaba un baño y salía hacia otro programa de estudio. En los últimos años, he tenido el privilegio de verlo cosechar sus logros académicos en dos graduaciones.

De mi papá he aprendido que amar a Dios y a las personas implica prepararse para servir mejor.

Mi papá me ha enseñado a confiar en la providencia de Dios

Yo estaba coordinando una actividad de jóvenes y unos muchachos ebrios llegaron a causar disturbios y a irrespetar a las muchachas. Con cordialidad y firmeza, les pedí que se fueran. Uno de ellos se molestó y me amenazó. De hecho, me dijo: "Cuando te vea sólo, te voy a meter un puñal." En realidad no me iba a hacer nada. Sólo estaba ebrio. (Espero que no esté leyendo este artículo).

Llegué a mi casa muy asustado. Mi papá me preguntó qué había sucedido. Yo le conté. Y él me respondió: "Vos hiciste lo correcto. Ahora, deja que Dios se encargue de las consecuencias."

De mi papá he aprendido que, por encima de todo lo demás, Dios tiene cuidado de sus hijos.

Mi papá me ha enseñado a amar a la gente aun cuando duele

Una vez después del culto, un hombre fue e insultó a mi papá en su cara. Delante de mi familia. Mi papá es un hombre grande. Y el otro hombre era bajito. Pensé que mi papá le pegaría. Al menos yo lo hubiera hecho. De hecho, yo quería hacerlo. Pero, mi papá guardó silencio. Y el hombre se fue. 

El tiempo pasó y un día ese hombre regresó a la iglesia un 24 de diciembre. Mi papá lo saludó con alegría y lo invitó a compartir con nosotros la cena navideña. En la mesa. En casa.

De mi papá he aprendido que los cristianos amamos a las personas no por cómo nos tratan sino por como Dios nos ha tratado en Cristo. 


Mi papá me ha enseñado que amor se deletrea T-I-E-M-P-O.

Cuando estaba en preparatoria, yo era un niño ansioso e inseguro. Recién nos habíamos mudado de ciudad. No conocía a nadie en el vecindario. Y no tenía amigos en la escuela. Odiaba cuando el timbre sonaba para ir a recreo. Y por eso me quedaba sólo en el aula. La maestra habló con mi papá y le explicó lo que estaba ocurriendo. 

Al día siguiente, cuando era hora de almuerzo, yo estaba abriendo mi lonchera de “Cuasimodo de Notre Dame”, cuando de pronto noté que mi papá estaba entrando por el portón de la escuela. Yo salí corriendo a abrazarlo.

Mi papá siempre ha sido un hombre ocupado. Pero, por muchas semanas él llegaba a hacerme compañía. Apagaba el radio y el beeper/pager/localizador. Y nos sentábamos a comer y a platicar. ¿De qué? No sé. Tenía 6 años. Pero, en esos 30 minutos, yo era el niño más feliz.

Mi papá me ha enseñado a seguir a Cristo

Cuando tenía 8 años mi papá lideraba un grupo de crecimiento en nuestra casa. Un día sábado él predicó el mensaje. Después de escucharle, yo fui al baño a llorar porque no entendía cómo Dios me podía amar siendo yo un niño tan malo. Recuerdo que le dije a mi mamá en mi lenguaje teológicamente inexacto "¿Cómo hago para aceptar a Jesús?"

Mi papá, por medio del Espíritu Santo, me guio a confesar mis pecados y poner mi fe en Jesús. Y desde que tengo memoria espiritual, he visto la vida de Cristo manifestarse a través de la vida de él.

No tuve objeción alguna al estudiar la doctrina de la adopción (Juan 1:12; Rom. 8:16-17) y darme cuenta que Dios, en Cristo, es un buen Padre hacia nosotros sus hijos. Mi papá en la tierra ha sido bueno. Por consiguiente, tiene sentido que mi Papá en el cielo sea bueno.

Ahora, mi papá es un gran hombre. Y lo amo. Pero, es un pecador. Al igual que todos (Rom. 3:23). Y si el amor de un padre en la tierra puede ser tan abnegado, real y sacrificial… ¿“cuanto más vuestro Padre Celestial que está en los cielos”?


Quisiera decir que he sido tan buen hijo como él ha sido tan buen padre. Pero, no es cierto. Siempre recibo mis regañadas. Y muy merecidas. Como ahorita, por ejemplo, que se levantó a reclamarme por tener las luces encendidas y quedarme escribiendo hasta tan tarde...

Gracias papá. Y gracias Papá por mi papá.

-Luís Luna Jr.
Pecador rescatado por gracia. Hijo eternamente amado por Abba.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario