viernes, 9 de octubre de 2015

Hijo de Dios primero, hijo de pastor después.



"Todo mundo está viendo lo que haces..."

"No podés tener novia...y si tenés, no podés besarla, O al menos trata que no te vean."

"Tenés siempre que ir a la iglesia, aunque a veces no querrás ir."

"Siempre habrán un par de ancianas que estarán pendientes de cada cosa que hagas...o que no hagas."

Y la clásica: "Alguien te va a sacar en cara que tú y tu familia comen gracias a los diezmos y ofrendas que ellos dan..." (¡Ouch!)

Con esa plática un amigo pintó el extraño y, hasta entonces desconocido para mí, mundo de los hijos de pastores. Antes que mi papá empezará a pastorear una iglesia escuchaba historias siniestras acerca de lo que tenía que vivir la familia pastoral.

Sí, el paisaje que me pintaban no era nada alentador. En resumidas cuentas, me formé el concepto que un hijo de pastor es una especie de mini-celebridad sin privacidad ni derecho a tener una vida fuera de la Iglesia. Con la única ventaja que por muy feo que seas siempre hay muchachas queriendo andar con vos.

Ahora, si bien es cierto, la Iglesia en la que sirvo nos ha amado mucho y he podido ser yo sin tener que cumplir expectativas pesadas acerca "del rol del hijo del pastor." Pero, mi caso en particular no es la norma.

Muchas veces sé que tienes que pretender ser más espiritual de lo que eres, más entusiasmado de lo que en verdad eres y más puro de lo que en realidad eres.

Y terminas nada más cumpliendo un papel.

Vas a la iglesia porque se supone que tienes que ir a la iglesia.

Estás apoyando los eventos de la iglesia porque se supone que tienes que ser el primero en apoyar.

Lees la Biblia porque se supone que tienes que saber más de la Biblia que el resto de los simples mortales.

Y te encuentras realizando la actividad de un hijo de pastor olvidando tu identidad como hijo de Dios.

Pero, antes de ser hijo de pastor eres un hijo amado por el Dios que creó el universo. Tu identidad como hijo de Dios siempre será más importante que tu actividad como hijo de pastor. La fuente de tu identidad es vertical y no horizontal. Proviene de Dios y no de las personas, particularmente de tu congregación.

La única opinión que verdaderamente importa es la del Creador cósmico que respiró el universo en existencia. Y si estás en Cristo, el Padre te ha aprobado diciendo “Tú eres mi hijo amado en quien yo me complazco.”

Así que, si no te has involucrado en tu iglesia porque tienes miedo de no dar el ancho en el papel que “tienes que cumplir”, recuerda que en Cristo eres infinitamente amado, no tienes que probar nada a nadie. Eres libre para estar activo en tu iglesia local. Eres libre para correr, tropezarte, sacudirte y seguir.

¡Ah! También, eres libre para no ser un pastor. Sí. Por alguna razón hay una tendencia novedosa de que los hijos de pastores deben ser los “sucesores del llamado de sus padres.”

Eso no sólo es anti bíblico sino que es antihumano. ¡Dios no quiere que todos los hijos de pastores sean pastores!

Los que inmediatamente están pensando sobre los sacerdotes en el Israel del Antiguo Testamento eran de la familia de Leví y por tanto ahora el ministerio debe ser una sucesión familiar, guárdense ese argumento. Eso es una pésima interpretación del Texto y una peor aplicación aún.

Es injusto para el hijo de pastor que aprecia y admira el ministerio de sus padres, pero tiene el sueño de ser un ingeniero, médico o abogado para la gloria de Dios. (Sí, hay abogados que glorifican a Dios.)

Y también es injusto para la congregación que se le asigne a la fuerza  un pastor que en primera instancia no quiere ser pastor, pero que lo hace porque se supone que tiene que hacerlo.

Amado pastor, sé que sólo soy un mocoso que no sabe nada de la vida ni de ministerio, pero, ¿podría considerar que es normal que su hijo tenga sueños y metas que glorifiquen a Dios pero no tengan nada que ver con el ministerio pastoral?

¿Podría considerar que es algo egoísta de su parte imponer sus sueños ministeriales a sus hijos en lugar que ellos vivan los suyos?

Si en serio creemos que Efesios 4:11-12 es verdad. Y yo creo que lo es. Y sé que usted también. Entonces, ¿qué tiene de malo en instruir a sus hijos para que hagan la obra del ministerio siendo buenos profesionales en las diferentes áreas que ellos escojan?

Pero, hermano, mis hijos tienen que continuar. Yo no voy a trabajar tan duro para que otro venga a disfrutar.”

Eso sería un buen punto. Si la iglesia del Señor Jesucristo fuera una panadería. O un negocio de televisión por cable. ¡O si la Iglesia del Señor Jesucristo fuera suya! Pero, no es una empresa. No es un negocio. No es un patrimonio familiar. ¡Y tampoco es suya! ¡La Iglesia de Dios es el cuerpo de Cristo! ¡Y es del Señor!


Habiendo dicho esto, si al contrario, tú estás súper involucrado en la obra del Señor.

Si el culto comienza a las 7:00 pm y tú estás desde las 5:30 pm preparando todo. Tu papá anuncia ayuno congregacional a las 7:00am y tú estás a las 6:30 am.

Si eres la mano derecha de tu padre.

Si eres en quien él puede descansar y confiar.

Si genuinamente amas la obra del ministerio pastoral y la consideras tu vocación.

Mi admiración y respeto para ti. Eres el verdadero MVPK (most valuable preacher’s kid).

Pero, si eso te hace sentir mejor que “los hijos de pastores que no le ayudan a sus papás”, recuerda que quien vive de la aprobación de otros morirá por su rechazo.

Aparte, siempre habrá un hijo de pastor más involucrado, y más “exitoso” (lo que sea que eso signifique) que tú.

Por tanto, tu identidad está en Cristo y no en lo que hagas, o dejes de hacer,  por el ministerio de tus papás. Hijo de Dios primero, hijo de pastor después.

-Luís Luna Jr.

Pecador rescatado por gracia. Hijo eternamente amado por Abba.

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