Tenía 6 años cuando los tenis con lucecitas estaban de
moda. No sé exactamente cómo funcionaban. El asunto es que caminabas y los
tenis alumbraban.
Si sabes a lo que me refiero, eres de los míos. Si no, pues
quiere decir que todavía eres un niño.
Todos mis vecinitos los tenían. Y yo también quería un par. Alguien me los compró y me los regaló para navidad. Yo los guardé y
esperé hasta el 24 de diciembre para usarlos. Eran las 5:00pm. La hora había
llegado para mostrar mis tenis a todos mis amigos. Me los puse. Salí
corriendo emocionado. Llamé a todos para que vieran. Y resulta que…
NO
FUNCIONABAN. No encendían. No recuerdo exactamente porque. Creo que a lo mejor
eran imitación. Y en ese momento todos se rieron de mí.
Ahí estaba yo. En medio de todos. Con mis tenis que no funcionaban. Siendo el hazmrreír. Y a mis 6 años pude experimentar, por primera vez, desde que tengo
memoria, el dolor de no ser aceptado en un grupo.
Yo sé. Puede sonar como una historia inofensiva. No pasó
nada del otro mundo. Pero, en ese momento sentí la presión de "querer encajar." Y eso es
algo con lo que todas las personas en general y los jóvenes en particular
tienen que luchar. El deseo desenfrenado de obtener aceptación ha llevado a muchos a hacer cosas que han traído remordimiento.
A lo mejor has pasado por algo similar. O trabajas con jóvenes en tu iglesia
que están pasando por esto. Cualquiera que sea el caso, quiero compartirte dos maneras
para responder ante la presión social negativa.
Predícate el evangelio...a ti y a tus jóvenes.
El corazón humano es engañoso y a veces, enfermizo. (Jer. 17:9) Una de
las enfermedades espirituales más comunes es la amnesia de identidad. Es decir,
olvidar con facilidad lo que Dios dice que somos en Cristo.
Cuando esto pasa, nos volvemos excesivamente preocupados sobre lo que
otros piensan y dicen de nosotros. Nos volvemos sensibles y fáciles de ofender.
Nos volvemos, en esencia, inseguros. La inseguridad, en parte, es lo que genera
la necesidad de sentirnos aceptados. Y esta necesidad hace que la presión
social sea más fuerte.
Cuando olvidamos nuestra identidad, la gente alrededor de nosotros se
vuelve grande. Y el Dios que está sobre nosotros se vuelve pequeño.
El polémico Mark Twain decía: "El ser humano necesita más ser
recordado de lo que ya sabe que ser enseñado de lo que no sabe."
Necesitamos día a día taladrar el evangelio hasta lo más profundo de
nuestro corazón. Con la ayuda del Espíritu Santo.
Si estamos en Cristo, Dios, el Creador del Universo y de todo lo que
hay, ha decidido relacionarse con nosotros no como una ser espiritual poderoso
y apartado, sino como un Padre. No existe una realidad más fascinante que esa.
Y cuando el evangelio se vuelve real en tu corazón, te das cuenta que no tienes
que probarle nada a nadie.
Así que, no estás obligado a tener el ministerio de jóvenes más grande
de tu ciudad para que Dios te ame más.
Dios encuentra placer en ti ahora. Y no en una versión futura en
donde tu influencia en la ciudad es más grande.
Tampoco debes forzarte a no comer con el fin de bajar de peso de forma escandalosa,
sólo porque todo el mundo a tu alrededor sí está “fit.”
Dios se deleita en ti, ahora, y no en una versión futura y más delgada
de ti.
Identifica y sirve a Dios con tus
talentos…y los de tus jóvenes.
Una vez alguien en mi grupo de jóvenes me dijo: “Luís, ¿puedo servir
yo?” Yo contesté: “Claro.” “Pero, yo no puedo cantar y me da miedo hablar en
público.”
Eso me hizo ver algo que estaba tan claro que no lo podía ver.
Por años, las iglesias y los ministerios de jóvenes hemos creado una cultura dañina.
Es decir, a viva voz proclamamos que todos pueden y deben servir. Pero,
lo que muchos ministros entienden por “servir” se limita a desenvolverse detrás
de un púlpito o en un escenario. Y aceptémoslo, hay personas que simplemente
son introvertidas. Y eso no significa algo malo. Dios los creó así. Y Él no se
equivoca.
Cuando empecé como líder de jóvenes pensaba que algo estaba mal con los
jóvenes que tienden a ser callados. Como que algún “chip” en su cerebro no
estaba en el lugar correcto. Pero, me he dado cuenta que estaba equivocado. El
mundo no está compuesto sólo por gente extrovertida (¡gracias a Dios!).
Esos jóvenes introvertidos o tímidos que sólo sientan a observar a
“los profesionales del púlpito y del altar” están llenos de talentos y dones
únicos. Tu labor, pastor de jóvenes, es identificar esos dones, lograr que
ellos los puedan ver y enseñarles de que manera sus talentos pueden contribuir
al Reino de Dios.
Porque cuando lo hagan, entonces sentirán que están funcionando dentro de su diseño. Y así, no tendrán la necesidad de actuar contra su diseño en otros ambientes con el fin de encajar.
Porque cuando lo hagan, entonces sentirán que están funcionando dentro de su diseño. Y así, no tendrán la necesidad de actuar contra su diseño en otros ambientes con el fin de encajar.
Y tú, ¿cuáles son algunas maneras que crees pueden ser efectivas para
guiar a los jóvenes a través de la presión social negativa?
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-Luís Luna Jr.
Pecador rescatado por gracia. Hijo eternamente amado por Abba."
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