Hoy es último día del año 2016. Muchas cosas buenas han pasado. Y también muchas cosas no tan buenas. Algunos terminarán este año muy contentos y felices.
Algunos otros, no tanto. Cualquiera que sea la situación, quiero compartir tres actitudes para terminar este año.
1. Sé agradecido
Las fiestas de navidad y fin de año a veces no son tan alegres para algunas personas. Puede que sea tu caso. A lo mejor, este año no salió como esperabas.
El negocio que quisiste emprender no funcionó. Soñaste, planeaste, invertiste y fracasaste.
Tu relación amorosa terminó mal. Te ilusionaste, confiaste, amaste y... ahora estás en un estado de coma a causa de lo que ocurrió
Perdiste a un familiar. Y esta temporada del año más bien intensifica el dolor de su partida.
Recibiste un diagnóstico médico negativo. No te lo esperabas. Peor en este momento.
Puede que un diluvio de problemas llovió sobre ti durante el 2016.
Y ¿sabes qué? te respeto lo suficiente como para no salirte con psicología popular barata diciendo: “Estás respirando. Estás vivo. Sigue adelante.” A lo mejor este año ha sido tan fatal que no quieres seguir adelante. Y pues, no se lo has dicho a nadie, pero a veces has meditado en si sería mejor no seguir vivo.
Pero, a pesar de todo esto, creo que sí puedes ser agradecido.
Agradecer a Dios en medio del desierto significa que confías en Su providencia más que en tu sabiduría.
Agradecer a Dios en medio del desierto es creer por adelantado al propósito divino que sólo tiene sentido cuando lo ves en retrospectiva.
¿Quieres saber cuál es la voluntad de Dios para tu vida? Pablo, por fortuna, es bastante directo: Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. – 1 Tes. 5:18.
Sé agradecido, no por lo que ocurrió. Pues muchas cosas pudieron haber sido malas. Sino agradece por la persona en quien Dios te está convirtiendo a través de este proceso de refinamiento.
2. Sé reflexivo
El profesor Howard Hendricks solía decir: “La experiencia no te hace mejor. La experiencia evaluada es lo que te hace mejor.” El fin del año es un buen tiempo para reflexionar y evaluar. Toda acción debe estar acompañada de una reflexión.
Estoy seguro que muchas cosas no salieron como esperabas. Claro, una opción es pretender que nada malo pasó. Pero, eso te robaría la oportunidad de crecer. O puedes pensar que meditar en el pasado traerá malos recuerdos. Hay una gran diferencia entre sentarse a lamentar y detenerse a reflexionar.
Reflexionar no significa llorar sobre la leche derramada. Ni tampoco revivir los momentos dolorosos para caer en una espiral de auto conmiseración. Reflexionar significa ver con sabiduría aquello que hiciste bien. Y aquello que hiciste mal. Con el único objetivo de aprender para crecer.
Me edifica mucho el salmo 90: 12: “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría.” Tu tiempo en este lado de la eternidad tendrá un fin. Eso no debe asustarte. Más bien, debe producir en ti un deseo de actuar con sabiduría. ¿Qué has hecho hasta ahora? ¿Qué legado estás dejando? ¿Qué estás determinado a cambiar?
3. Sé optimista
También, procura ser optimista. No, no me refiero a negar la realidad. En la actualidad hay un serio problema con esto. Muchas personas tienen un falso concepto del optimismo que trae la fe. Algunas personas piensan que tener fe y ser optimista significa negar la realidad.
Cuando, de hecho, eso no es cierto. La negación no quiere decir que tengas fe. Al contrario, negar tu situación actual es una forma de incredulidad. Es rehusarse a ver las cosas como son por temor a que Dios no quiera o no pueda cambiarlas.
Por otro lado, a lo mejor hay muchas cosas que Dios te quiere enseñar a través de la realidad que estás negando.
¿De qué sirve “decretar cancelación de deudas” si sigues gastando más de lo que ganas y comprando compulsivamente?
¿De qué sirve “decretar salud” si sigues sin comer, descansar y ejercitarte apropiadamente?
¿De qué sirve “decretar crecimiento y expansión” si no estás dispuesto a renunciar a paradigmas antiguos y métodos arcaicos?
La fe no significa negar la realidad sino verla desde la perspectiva de Dios. Con ojos de fe. Con ojos de esperanza.
De hecho, aceptar la realidad, a pesar de como te sientas al respecto, es el primer paso para un optimismo dependiente de Dios.
Tim Keller dice: “La fe no es primordialmente una función de sentir. Sino de vivir, confiar y creer en lo que la verdad es, a pesar de como te sientes.”
Hace unas semanas leí una historia sobre dos de mis héroes en la fe. El pastor John Piper y el Dr. Wayne Grudem. En este año, el Dr. Wayne Grudem, teólogo, escritor y profesor en el seminario teológico de Phoenix, fue diagnosticado con la enfermedad de Parkinson. Siendo amigos de décadas, el pastor John Piper se comunicó con el Dr. Grudem para fortalecerlo y animarlo ante tal noticia. Sin embargo, cuando el pastor John le preguntó: “¿Cómo estás?” El Dr. Grudem contestó esto: “La última vez que me fijé, Romanos 8:28 todavía estaba en la Biblia. Entonces, todo está bien. Estoy bien…”
Romanos 8:28: "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados."
En este 2017, Dios seguirá sentado en su trono. Y Jesús seguirá siendo Rey. Eso significa que…al final, todo va a estar bien. No hay nada más optimista que eso.
Y tú, ¿cómo piensas terminar el año 2016? ¡Déjanos tu comentario!
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-Luís Luna Jr.
Pecador rescatado por gracia. Hijo eternamente amado por Abba.
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