viernes, 7 de agosto de 2015

Una Oración para escuchar la risa de Dios en un mundo que te vuelve enojado


Pronto los perversos desaparecerán; por más que los busques, no los encontrarás. Los humildes poseerán la tierra y vivirán en paz y prosperidad. Los malvados conspiran contra los justos; les gruñen de manera desafiante. Pero el Señor simplemente se ríe, porque ve que el día de su juicio se acerca. –Salmo 37:10-13 (NTV)

Padre Celestial, anticipo mucho el día en el que te escuche reír--una risa que llenará las cortes de los cielos y las cámaras de la eternidad; porque ese será el Día en el que cada expresión de oscuridad y muerte, del mal y locura, mezquindad y maldad serán totalmente erradicadas. Es difícil imaginarse un mundo vacío de cada semblante de pecado y quebranto y lleno hasta rebosar de tu bondad, verdad y belleza; pero Tú has prometido ese Día y Jesús ha asegurado ese Día.

Aunque no tan rápido como nosotros quisiéramos, pero con mayor certeza de lo que nosotros nos imaginamos, el Día en donde todo será hecho nuevo viene pronto. Y así como lo resalta esta Escritura, no serán los poderosos y los arrogantes los que "poseerán la tierra y vivirán en paz", sino "los humildes." Por tanto, te adoro, Padre, por la mansedumbre y humildad de Jesús, que como un cordero (El Cordero) fue llevado a la cruz--tomando nuestro pecado (mi pecado), derrotando el mal, y asegurando la transformación de todas las cosas.

Es en unión con Jesús que, nosotros también, heredaremos la tierra--por muy alucinante y a la vez, sobrio, que sea ese pensamiento; y es en unión con Jesús que nosotros también nos convertiremos en mansos y humildes para ser así útiles en el servicio en tu Reino.

Padre, perdona mi cinismo incrédulo, mis deseos de venganza y mis preocupaciones amedrentadas. La venganza te pertenece a ti, no a mí. La maldad en mi merece tu juicio tanto como requiere tu gracia. Hazme un hombre manso que se entristezca ante el mal, pero que viva con esperanza--tu hijo y siervo, viviendo tu historia para tu gloria.


Así que cuando los planes malévolos y los gruñidos de los impíos parezcan estar en incremento y la justicia en déficit, por favor, Padre, permítenos escuchar Tu risa. Que tu gozo sea nuestra fuerza, tus promesas nuestra confianza, y tu tiempo sea nuestro calendario. Decimos amen en el tierno y triunfante nombre de Jesús.

Traducido por Luís Luna Jr.
Adaptado del blog  "Heavenward" del Dr. Scotty Smith, pastor de Christ Community Church en Nashville, TN. Puedes encontrar el post original aquí

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