lunes, 31 de agosto de 2015

No trates de ser humilde




Hace unos cuantos siglos atrás, particularmente cuando el Imperio Romano dominaba el mundo conocido, la humildad no era una virtud sino que era vista como una señal de debilidad. Por el contrario, el orgullo era considerado como una señal de fortaleza y de poder.

Pero, en gran parte, la ética judeo-cristiana influenció el mundo occidental de tal manera que causó que actitudes como el servicio, los actos sacrificiales de amor desinteresado y la humildad fueran vistas como características socialmente deseables en una persona.

Por eso, ahora, en el siglo XXI, todos amamos a las personas humildes. Y por lo general todos aborrecemos a los arrogantes y prepotentes. Y en vista que la humildad es un rasgo que todos admiramos en otros, deseamos tenerla para que los demás nos puedan catalogar como humildes y ser tenidos en alta estima.

Sin embargo, eso sólo demuestra que, en muchos casos, la motivación interna de una humildad externa es recibir adulación. Estamos tan obsesionados con nosotros mismos que haríamos lo que fuera, incluso aparentar ser humildes, con el fin que nuestro ego sea acariciado.

 Es por esto que la falsa humildad es la más grande de las altanerías.

Pero, entonces, ¿qué es la verdadera humildad?  

Podemos comenzar por definir que NO es. Por ejemplo, en nuestro país Honduras, usualmente tildamos a una persona introvertida y callada como alguien humilde.

¿Alguna vez se han referido a alguien que es tímido diciendo, "Juan es bien callado; por eso es muy humilde”? Cuando en realidad, la timidez e introversión de Juan puede venir de una obsesión consigo mismo que le hace estar demasiado pendiente de sus acciones pues tiene un deseo enfermizo por agradar a todos los que le rodean.

Para otros, ser humilde es creerse menos que los demás. Y por eso, la humildad es confundida con baja autoestima. Pero, muchas personas con baja autoestima en realidad están demasiado sumergidas en su mundo ya que se enfocan demasiado en lo que no tienen. Su obsesión insalubre con sus carencias genera una falta de confianza en sí mismos.

Si esto es cierto, y creo que lo es, ¿qué es, entonces, la verdadera humildad? o ¿cómo se manifiesta?

C.S Lewis escribió un libro llamado "Mero Cristianismo" y en el hay un capítulo fascinante acerca del orgullo en donde describe al prototipo de una persona realmente humilde:

"No te imagines que si conoces a un hombre humilde él será lo que la mayoría de personas llaman "humilde" hoy en día. Él no será el tipo de persona con auto-lástima y auto-compasión que constantemente te esté diciendo que él es un don nadie. Probablemente todo lo que tú pienses de él es que él parecía un tipo alegre e inteligente que tenía un interés genuino en lo que tú le estabas diciendo a él. Si él no te cayó bien será porque tú te sentiste un poco envidioso de alguien que parece disfrutar la vida con tanta sencillez. Esta persona no estará pensando, o siquiera tratando de ser humilde: porque no estará pensando en sí mismo en lo absoluto.

Si alguien quiere adquirir humildad, yo puedo, creo, darle el primer paso. El primer paso es admitir que uno es orgulloso. Y éste es un paso grande también. Al menos, nada puede hacerse antes de esto. Si piensas que no eres arrogante, significa que ciertamente eres muy arrogante."

Lo que CS Lewis dice es que si nos encontramos con alguien realmente humilde, no nos vendremos con la idea que nos topamos con alguien humilde. El no estaría haciéndonos saber que es un don nadie (porque una persona que siempre dice que es un don nadie es en realidad una persona absorbida en sí misma).

Lo que más recordaríamos de conocer a alguien verdaderamente humilde es lo mucho que él se interesó en nosotros.

Porque la esencia de la humildad no es pensar más de ti mismo. Y tampoco es pensar menos de ti mismo. Sino pensar menos en ti mismo.

Una persona genuinamente humilde no está “tratando” de ser humilde porque simplemente no está ansioso por pulir su imagen y presentar la mejor versión de sí mismo sino que está auténticamente interesado en lo que la otra persona tiene que decir.

Eres humilde cuando dejas de conectar todas las cosas contigo mismo. Es ponerle un fin a pensamientos tales como, “Dios mío, estoy en medio de un montón de personas, ¿cómo me veo? ¿Será que si visto así hará que me vea mejor?”

La verdadera humildad significa que tú dejas de asociar cada cosa, cada conversación, cada experiencia contigo mismo.

Eres humilde cuando dejas que otra persona cuente su historia completa sin que lo interrumpas diciendo “Eso no es nada...Vieras a mí.”

Eres humilde cuando dejas de exigir crédito por las victorias y tomas responsabilidades por las derrotas. Napoleón Bonaparte dijo, “Las derrotas son huérfanas pero las victorias tienen muchos padres.”

Te has fijado que hay personas que cuando alguien les dice, “Fíjate que a Pedro lo ascendieron en su trabajo” ellos contestan, “Ah sí…yo fui quien lo recomendó con el jefe…”

Una persona humilde es sencillamente una persona que se olvida de sí misma.

Porque la cura para el ego-centrismo es el Cristo-centrismo. Jesús es el centro del universo, no tú. 

Eres más pecador de lo que estás dispuesto a admitir; pero, eres más amado en Cristo de lo que te puedes imaginar. Así que, deja de tratar de sonar interesante y empieza a estar interesado por los demás.

Escrito por Luís Luna Jr.

2 comentarios:

  1. Muy cierto Luis, tenemos un gran ejemplo como lo fue Jesús, el vino a servir y no ser servido en muchos aspectos, debemos ser sencillos y amar a los demas antes que nosotros y si es posible que seamos lo último en quien pensemos, así poder compartir de Jesús, no con nuestra actitud sino con la luz de Dios.

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