Hace unos cuantos siglos atrás, particularmente cuando el
Imperio Romano dominaba el mundo conocido, la humildad no era una virtud sino
que era vista como una señal de debilidad. Por el contrario, el orgullo era
considerado como una señal de fortaleza y de poder.
Pero, en gran parte, la ética judeo-cristiana influenció el
mundo occidental de tal manera que causó que actitudes como el servicio, los
actos sacrificiales de amor desinteresado y la humildad fueran vistas como
características socialmente deseables en una persona.
Por eso, ahora, en el siglo XXI, todos amamos a las
personas humildes. Y por lo general todos aborrecemos a los arrogantes y
prepotentes. Y en vista que la humildad es un rasgo que todos admiramos en
otros, deseamos tenerla para que los demás nos puedan catalogar como humildes y
ser tenidos en alta estima.
Sin embargo, eso sólo demuestra que, en muchos casos, la
motivación interna de una humildad externa es recibir adulación. Estamos tan
obsesionados con nosotros mismos que haríamos lo que fuera, incluso aparentar
ser humildes, con el fin que nuestro ego sea acariciado.
Es por esto que la
falsa humildad es la más grande de las altanerías.
Pero, entonces, ¿qué es la verdadera humildad?
Podemos comenzar por definir que NO es. Por ejemplo, en
nuestro país Honduras, usualmente tildamos a una persona introvertida y callada
como alguien humilde.
¿Alguna vez se han referido a alguien que es tímido
diciendo, "Juan es bien callado; por eso es muy humilde”? Cuando en
realidad, la timidez e introversión de Juan puede venir de una obsesión consigo
mismo que le hace estar demasiado pendiente de sus acciones pues tiene un deseo
enfermizo por agradar a todos los que le rodean.
Para otros, ser humilde es creerse menos que los demás. Y
por eso, la humildad es confundida con baja autoestima. Pero, muchas personas con
baja autoestima en realidad están demasiado sumergidas en su mundo ya que se
enfocan demasiado en lo que no tienen. Su obsesión insalubre con sus carencias
genera una falta de confianza en sí mismos.
Si esto es cierto, y creo que lo es, ¿qué es, entonces, la
verdadera humildad? o ¿cómo se manifiesta?
C.S Lewis escribió un libro llamado "Mero
Cristianismo" y en el hay un capítulo fascinante acerca del orgullo en
donde describe al prototipo de una persona realmente humilde:
"No te imagines
que si conoces a un hombre humilde él será lo que la mayoría de personas llaman
"humilde" hoy en día. Él no será el tipo de persona con auto-lástima y
auto-compasión que constantemente te esté diciendo que él es un don nadie. Probablemente
todo lo que tú pienses de él es que él parecía un tipo alegre e inteligente que tenía un interés genuino en lo que tú
le estabas diciendo a él. Si él no te cayó bien será porque tú te sentiste
un poco envidioso de alguien que parece disfrutar la vida con tanta sencillez. Esta persona no estará pensando, o siquiera
tratando de ser humilde: porque no estará pensando en sí mismo en lo absoluto.
Si alguien quiere
adquirir humildad, yo puedo, creo, darle el primer paso. El primer paso es
admitir que uno es orgulloso. Y éste es un paso grande también. Al menos, nada
puede hacerse antes de esto. Si piensas que no eres arrogante, significa que
ciertamente eres muy arrogante."
Lo que CS Lewis dice es que si nos encontramos con alguien
realmente humilde, no nos vendremos con la idea que nos topamos con alguien
humilde. El no estaría haciéndonos saber que es un don nadie (porque una
persona que siempre dice que es un don nadie es en realidad una persona
absorbida en sí misma).
Lo que más recordaríamos de conocer a alguien
verdaderamente humilde es lo mucho que él se interesó en nosotros.
Porque la esencia de la humildad no es pensar más de ti
mismo. Y tampoco es pensar menos de ti mismo. Sino pensar menos en ti mismo.
Una persona genuinamente humilde no está “tratando” de ser
humilde porque simplemente no está ansioso por pulir su imagen y presentar la
mejor versión de sí mismo sino que está auténticamente interesado en lo que la
otra persona tiene que decir.
Eres humilde cuando dejas de conectar todas las cosas
contigo mismo. Es ponerle un fin a pensamientos tales como, “Dios mío, estoy en
medio de un montón de personas, ¿cómo me veo? ¿Será que si visto así hará que
me vea mejor?”
La verdadera humildad significa que tú dejas de asociar
cada cosa, cada conversación, cada experiencia contigo mismo.
Eres humilde cuando dejas que otra persona cuente su historia completa sin que lo interrumpas diciendo “Eso no es nada...Vieras a mí.”
Eres humilde cuando dejas de exigir crédito por las
victorias y tomas responsabilidades por las derrotas. Napoleón Bonaparte dijo,
“Las derrotas son huérfanas pero las victorias tienen muchos padres.”
Te has fijado que hay personas que cuando alguien les
dice, “Fíjate que a Pedro lo ascendieron en su trabajo” ellos contestan, “Ah
sí…yo fui quien lo recomendó con el jefe…”
Una persona humilde es sencillamente una persona que se
olvida de sí misma.
Porque la cura para el ego-centrismo es el Cristo-centrismo.
Jesús es el centro del universo, no tú.
Eres más pecador de lo que estás dispuesto a admitir; pero, eres más amado en Cristo de lo que te puedes imaginar. Así que, deja de tratar de sonar interesante y empieza a estar interesado por los demás.
Escrito por Luís Luna Jr.
Eres más pecador de lo que estás dispuesto a admitir; pero, eres más amado en Cristo de lo que te puedes imaginar. Así que, deja de tratar de sonar interesante y empieza a estar interesado por los demás.
Escrito por Luís Luna Jr.
Muy cierto Luis, tenemos un gran ejemplo como lo fue Jesús, el vino a servir y no ser servido en muchos aspectos, debemos ser sencillos y amar a los demas antes que nosotros y si es posible que seamos lo último en quien pensemos, así poder compartir de Jesús, no con nuestra actitud sino con la luz de Dios.
ResponderBorrarAmen, así es, Nel! Tienes toda la razón!
Borrar