viernes, 9 de septiembre de 2016

Lo que Satanás de verdad quiere


Cierta vez estaba me encontraba en una iglesia fuera de la ciudad. Cuando de pronto un ruido molesto que provenía del sistema de audio interrumpió el desarrollo del servicio. Era el micrófono del cantante principal en el equipo de alabanza. El ruido persistía y se volvía cada vez más incómodo.  El pastor pasó, y sin micrófono dijo lo siguiente en voz alta: “Iglesia, este es el diablo queriendo robarnos la bendición, el gozo y la paz. No le demos lugar al diablo. Reprendemos todo espíritu malo que quiera dañar el sonido.”

El sonidista, al escuchar esto, se me acercó y muy sinceramente me dijo: “Hermano predicador, tengo varias semanas de decirle al pastor que compre un nuevo cable. Ese ya días está dando problemas. Yo no sé mucho de la biblia. Pero, ¿verdad que el diablo no tiene nada que ver con esa mecha?”

De manera similar, muchos de nosotros en ocasiones pensamos que el diablo tiene la culpa de todo lo malo que acontece en nuestras vidas. Cuántas veces no nos hemos encontrado diciendo cosas como: “el diablo está detrás de mi esposo; el enemigo quiere destruir mi matrimonio; satanás quiere destruir la iglesia; El diablo quiere dañar el cable del micrófono de la congregación.” Esto puede sonar como una herejía, pero a veces parece que el diablo sigue siendo diablo porque está resentido con todos los cristianos que le culpan de hacer cosas que en realidad él no tuvo nada que ver.

Claro, esto no significa que sea inocente. Y no lo estoy defendiendo. Yo también lo odio.  Al fin y al cabo, él anda como león rugiente buscando a quien devorar. Pero, Satanás no está detrás de la mayoría de cosas que nosotros pensamos que él quiere destruir. El enemigo está interesado detrás de algo mucho más profundo de lo que nosotros creemos.

Satanás está detrás de esto: tu fe. Lo único que el enemigo quiere destruir es tu fe. Satanás se alimenta de absorber tu fe. Él se fortalece de la fe que se drena de tu espíritu cuando atraviesas apuros y dificultades (Lucas 22:31-32; 1 Pedro 5:8-9).

El pastor John Piper dice que el diablo desayuna fe. Y almuerza fe. Y cena fe. Así que, cuando él ataca las cosas que te rodean, lo hace no porque está detrás de eso. Ya sea que “eso” signifique matrimonio, negocio, ministerio, visión, etc. Sino por cómo el ataque a “eso” puede debilitar tu fe.

Entonces, cuando el enemigo ataca tu matrimonio, lo hace no porque quiere destruir tu matrimonio. Sino porque quiere derribar tu fe. Y sabe que si destruye tu matrimonio entonces llegará a drenar tu fe. Satanás no está interesado en atacar a tus hijos. En realidad, él está interesado en comer tu fe. Y sabe que si ataca a tus hijos entonces te volverás vulnerable. Satanás no está tan interesado en atacar tu salud. Él ataca tu salud porque sabe que eso puede hacer que tu fe tambalee.

Por consiguiente, si el diablo busca destruir nuestra fe atacando las cosas a nuestro alrededor, entonces la única manera de tener una fe inquebrantable es depositándola en la manos de algo o alguien que no esté al alcance de él.

La única vía de asegurarnos que nuestra fe permanezca inquebrantable es depositándola en manos de Alguien que es inquebrantable. Esta es la razón por la que sólo cuando nuestra fe está puesta por completo en Jesús es que podemos atravesar los ataques que el enemigo hace a nuestras vidas, con el fin de quebrantar nuestra fe. Sólo cuando nuestra fe es sostenida por las manos cicatrizadas de Aquel que sostiene el Universo es que podemos permanecer firmes.

Porque la certeza de nuestra salvación no proviene de cómo confiamos sino en qué, o en Quien confiamos.

¿Qué es lo que esto quiere decir? Imagina que estás en un precipicio muy alto. A punto de caerte. Lo único que se interpone entre tú y una muerte segura al golpear el suelo desde 3,000 metros de altura una rama de la que estás sostenido. Tú confías y tienes una fe firme en que esa rama te sostendrá. Crees con todo tu corazón que esa rama evitará que mueras de forma instantánea. Pero, si esa rama es débil y a punto de quebrarse porque no puede sostener tu peso, no importa cuanta fe tengas, morirás. Tu fe, aunque firme, estaba depositada en un objeto débil.

Pero, si por otro lado, la rama de la que te encuentras sostenido es una rama robusta, grande y sólida que está anclada a sus raíces de 60 metros de profundidad, no importa si tu confianza en esa rama es débil, te salvarás. Porque tu salvación es determinada no por la fortaleza de tu fe sino por el objeto de tu fe. No en cómo crees sino en Quien crees.

Satanás está obsesionado por destruir tu fe. Ponla en las manos sólidas de Quien es la Roca de Nuestra Salvación. Pon tu fe en Jesús.

¡Gracias por compartir este artículo con los demás!

-Luís Luna Jr.

Pecador rescatado por gracia. Hijo eternamente amado por Abba.

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