El mundo se alegra cuando el
pequeño gana. Cuando el vencedor era último en las apuestas. Cuando los
Seabiscuits terminan de primero en el Derby de Kentucky. Cuando David vence a
Goliat. Y ahora, cuando el Leicester City Football Club gana el trofeo de la
primera división de fútbol inglés.
Ciertamente, este equipo ha
hecho historia. Y el mundo lo ha presenciado de primera mano. Como aficionado al
deporte más hermoso del planeta, me uno a la alegría colectiva. Unos días atrás,
el director técnico Claudio Ranieri escribió una carta abierta que captura la
esencia de este equipo.
Aquí hay algunas cosas que los
líderes podemos aprender de los Zorros de Leicester:
Trabajar duro en lugar de
sólo soñar.
Cuando la junta directiva se sentó con el italiano Ranieri no le pidieron que hiciera soñar a los aficionados. No
le pidieron realizar ninguna proeza que fuera registrada como uno de los
grandes relatos del fútbol. Sus instrucciones fueron simples: "Sálvanos
del descenso. Logra 40 puntos. Y les darás a los aficionados la alegría de
tener asegurada otra temporada más en primera división." Eso era todo.
Estoy seguro que nadie se imaginó que LCFC se coronaría campeón. Claudio Ranieri dice que la gente en la ciudad de Leicester le dice: "Nos estás haciendo soñar." A esto, Ranieri siempre contestaba: "Ok. Ustedes
sueñen por nosotros. Nosotros no soñamos. Nosotros trabajamos."
Todo mundo quiere soñar, pero pocos están
dispuestos a sudar.
Muchos sueñan con escribir un
libro, pocos están dispuesto a levantarse dos horas más temprano o acostarse
dos horas más tarde para escribir 1,000 palabras al día.
Muchos sueñan con un buen
matrimonio, pocos trabajan para poner límites que les aseguren pasar una buena
cantidad de tiempo calidad con su conyugue.
Muchos sueñan en tener un gran equipo
organizacional, pocos quieren hacer la, a veces tediosa labor de cultivar y
discipular uno a uno a los miembros del equipo.
Muchos sueñan con una iglesia
saludable, pocos quieren sentar las bases sólidas para un crecimiento
sostenible.
Muchos sueñan con
independencia financiera, pocos están dispuestos a recortar las salidas a
restaurantes.
No es en vano que la Biblia es clara cuando afirma: "Las manos diligentes prosperarán." -Prov.10:4
Trabajar en equipo en lugar
de buscar la fama individual.
Los grandes jugadores ganan partidos. Los grandes equipos ganan
campeonatos. Nadie hubiera pensado que este equipo seria campeón al sólo ver la
lista de los nombres de sus jugadores.
¿Qué niño hubiese desafiado a agentes de
seguridad sólo por tener la camisa de Jamie Vardy? ¿Quién hubiese guardado para
la posteridad la selfie con Riyad Mahrez? ¿Qué compañía de accesorios
deportivos hiciera fila para hacerle una propuesta de contrato publicitario a
N'Golo Kanté?
El epicentro del Leicester City no es un jugador extraordinariamente mediático, sino un equipo
ordinariamente trabajdor.
Su técnico lo sabe. Claudio Ranieri hace referencia
al equipo mucho más de lo que habla de sí mismo. De hecho, en su carta usa la
palabra "nosotros" 32 veces. Eso es liderazgo. Cuando las cosas salen
bien, los grandes líderes atribuyen el crédito al equipo. Cuando las cosas
salen mal, los grandes líderes toman la responsabilidad por sí mismos. Jim Collins, profesor en la escuela de
Negocios de la universidad de Stanford, usa la analogía del espejo y la
ventana.
Los grandes líderes, los "Líderes Nivel 5", como él les
llama, miran hacia afuera a través de las ventanas de la oficina cuando la
organización es exitosa. Y miran hacia el espejo cuando las cosas no están
yendo bien.
Por el contrario, los líderes manipuladores y egocentristas siempre
están mirando al espejo cuando las cosas salen bien.
"Fue por mí que la
iglesia creció"
"Fue por mí que el
ministerio se expandió"
"Fue por mí que la
compañía logró los objetivos de utilidades"
Y miran a la ventana, hacia
otros, cuando las cosas salen mal.
"Si tuviera mejor gente
en mi iglesia..."
"Si estuviera en otra
colonia..."
"Si me saliera una
oportunidad en el norte"
El lenguaje del Nuevo
Testamento para hablar sobre la iglesia siempre es comunal. La iglesia es el
Cuerpo de Cristo (1 Cor. 12:27). El rebaño del Señor (Hechos 20:28). La familia
de la fe (1 Tim. 3:15).
En ningún momento la Iglesia es una
especie de plataforma para los delirios narcisistas de líderes inseguros.
El Leicester City Football Club
ha logrado algo hermoso. Pero, con los años será olvidado. Siempre habrán
estadígrafos como Alexis Andrés Tamayo (Mr. Chip) para recordar a las siguientes
generaciones lo que este equipo hizo. Sin embargo, dentro de diez mil millones
de años haber ganado el trofeo de la primera división inglesa no tendrá ninguna
repercusión eterna.
Los equipos deportivos sólo
apuntan a trofeos terrenales y medallas que son materia prima para una futura
venta a coleccionistas en el mejor de los casos. Pero, la Iglesia del Señor corre
por una corona incorruptible (1 Cor. 9:25).
Dios quiere que Su iglesia sea
un sólo cuerpo. Una sola familia. Un sólo equipo. La gloria es de Cristo. La
Iglesia refleja la gloria de Cristo. La iglesia no es un “one-man-show.” Es un
equipo con una diversidad de dones pero con un solo fin: glorificar a Dios en
toda su obra (1 Cor. 10:31).
La obra que Dios le dio a la
iglesia tiene un significado trascendente. Y es por eso que trabajar duro y
trabajar en unidad no es una opción.
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- Luís Luna Jr.
Pecador rescatado por gracia.
Hijo eternamente amado por Abba.
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