martes, 3 de mayo de 2016

Liderazgo según Claudio Ranieri, técnico del Leicester City



El mundo se alegra cuando el pequeño gana. Cuando el vencedor era último en las apuestas. Cuando los Seabiscuits terminan de primero en el Derby de Kentucky. Cuando David vence a Goliat. Y ahora, cuando el Leicester City Football Club gana el trofeo de la primera división de fútbol inglés.

Ciertamente, este equipo ha hecho historia. Y el mundo lo ha presenciado de primera mano. Como aficionado al deporte más hermoso del planeta, me uno a la alegría colectiva. Unos días atrás, el director técnico Claudio Ranieri escribió una carta abierta que captura la esencia de este equipo.

Aquí hay algunas cosas que los líderes podemos aprender de los Zorros de Leicester:

Trabajar duro en lugar de sólo soñar. 
Cuando la junta directiva se sentó con el italiano Ranieri no le pidieron que hiciera soñar a los aficionados. No le pidieron realizar ninguna proeza que fuera registrada como uno de los grandes relatos del fútbol. Sus instrucciones fueron simples: "Sálvanos del descenso. Logra 40 puntos. Y les darás a los aficionados la alegría de tener asegurada otra temporada más en primera división." Eso era todo. Estoy seguro que nadie se imaginó que LCFC se coronaría campeón. Claudio Ranieri dice que la gente en la ciudad de Leicester le dice: "Nos estás haciendo soñar." A esto, Ranieri siempre contestaba: "Ok. Ustedes sueñen por nosotros. Nosotros no soñamos. Nosotros trabajamos."

Todo mundo quiere soñar, pero pocos están dispuestos a sudar.

Muchos sueñan con escribir un libro, pocos están dispuesto a levantarse dos horas más temprano o acostarse dos horas más tarde para escribir 1,000 palabras al día.

Muchos sueñan con un buen matrimonio, pocos trabajan para poner límites que les aseguren pasar una buena cantidad de tiempo calidad con su conyugue.

Muchos sueñan en tener un gran equipo organizacional, pocos quieren hacer la, a veces tediosa labor de cultivar y discipular uno a uno a los miembros del equipo.

Muchos sueñan con una iglesia saludable, pocos quieren sentar las bases sólidas para un crecimiento sostenible.

Muchos sueñan con independencia financiera, pocos están dispuestos a recortar las salidas a restaurantes.

No es en vano que la Biblia es clara cuando afirma: "Las manos diligentes prosperarán." -Prov.10:4


Trabajar en equipo en lugar de buscar la fama individual.
Los grandes jugadores ganan partidos. Los grandes equipos ganan campeonatos. Nadie hubiera pensado que este equipo seria campeón al sólo ver la lista de los nombres de sus jugadores. 

¿Qué niño hubiese desafiado a agentes de seguridad sólo por tener la camisa de Jamie Vardy? ¿Quién hubiese guardado para la posteridad la selfie con Riyad Mahrez? ¿Qué compañía de accesorios deportivos hiciera fila para hacerle una propuesta de contrato publicitario a N'Golo Kanté? 

El epicentro del Leicester City no es un jugador extraordinariamente mediático, sino un equipo ordinariamente trabajdor. 

Su técnico lo sabe. Claudio Ranieri hace referencia al equipo mucho más de lo que habla de sí mismo. De hecho, en su carta usa la palabra "nosotros" 32 veces. Eso es liderazgo. Cuando las cosas salen bien, los grandes líderes atribuyen el crédito al equipo. Cuando las cosas salen mal, los grandes líderes toman la responsabilidad por sí mismos.  Jim Collins, profesor en la escuela de Negocios de la universidad de Stanford, usa la analogía del espejo y la ventana. 

Los grandes líderes, los "Líderes Nivel 5", como él les llama, miran hacia afuera a través de las ventanas de la oficina cuando la organización es exitosa. Y miran hacia el espejo cuando las cosas no están yendo bien. 

Por el contrario, los líderes manipuladores y egocentristas siempre están mirando al espejo cuando las cosas salen bien.

"Fue por mí que la iglesia creció"
"Fue por mí que el ministerio se expandió"
"Fue por mí que la compañía logró los objetivos de utilidades"

Y miran a la ventana, hacia otros, cuando las cosas salen mal.

"Si tuviera mejor gente en mi iglesia..."
"Si estuviera en otra colonia..."
"Si me saliera una oportunidad en el norte"

El lenguaje del Nuevo Testamento para hablar sobre la iglesia siempre es comunal. La iglesia es el Cuerpo de Cristo (1 Cor. 12:27). El rebaño del Señor (Hechos 20:28). La familia de la fe (1 Tim. 3:15).

En ningún momento la Iglesia es una especie de plataforma para los delirios narcisistas de líderes inseguros.

El Leicester City Football Club ha logrado algo hermoso. Pero, con los años será olvidado. Siempre habrán estadígrafos como Alexis Andrés Tamayo (Mr. Chip) para recordar a las siguientes generaciones lo que este equipo hizo. Sin embargo, dentro de diez mil millones de años haber ganado el trofeo de la primera división inglesa no tendrá ninguna repercusión eterna.

Los equipos deportivos sólo apuntan a trofeos terrenales y medallas que son materia prima para una futura venta a coleccionistas en el mejor de los casos. Pero, la Iglesia del Señor corre por una corona incorruptible (1 Cor. 9:25).

Dios quiere que Su iglesia sea un sólo cuerpo. Una sola familia. Un sólo equipo. La gloria es de Cristo. La Iglesia refleja la gloria de Cristo. La iglesia no es un “one-man-show.” Es un equipo con una diversidad de dones pero con un solo fin: glorificar a Dios en toda su obra (1 Cor. 10:31).

La obra que Dios le dio a la iglesia tiene un significado trascendente. Y es por eso que trabajar duro y trabajar en unidad no es una opción.

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- Luís Luna Jr.

Pecador rescatado por gracia. Hijo eternamente amado por Abba.

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