Evangelizar es tanto un deber
como un privilegio. El problema radica en que una gran parte del pueblo de Dios
no lo está haciendo. Me refiero específicamente a la obra de evangelismo
personal y no a invitar gente a un evento evangelístico. Ambas son cosas
buenas. Pero, creo que en ocasiones nos podemos escudar en invitar a alguien a la
iglesia en lugar de presentarle el mensaje del evangelio.
Si
preguntara a diez personas la causa por la que muchos cristianos no evangelizan
es probable que tuviera diez diferentes respuestas. Sin embargo, en general,
creo que las objeciones más comunes para
no evangelizar pueden resumirse en tres tipos. Kevin Mckay sugiere que son las
siguientes:
1.Falta de información (No sé
que decir): Esto ocurre cuando las personas quieren compartir el evangelio pero
no conocen muy bien el contenido del evangelio. Y por eso se encuentran un poco
inseguros acerca de su efectividad al evangelizar. Por otro lado, es común que
las personas que no evangelizan a causa de esto no se atrevan a decirlo. Pueden
sentir verguenza de ser parte de una iglesia y no "saber" el
evangelio.
Hay muchos así en casi todas las congregaciones. Cuando mucho, las
personas así, en el mejor de los casos invitan a sus amigos a la iglesia. Lo
cual es muy bueno. Pero, Jesús ordenó que todos sus discípulos compartieran el
evangelio, no sólo los "profesionales que están en el púlpito."
¿Cómo tratar con esta
objeción? Asegurarnos que cada persona que sea miembro de la congregación sepa
el contenido básico del evangelio: Dios
creó al mundo en amor. El ser humano pecó y se rebeló contra Dios. Y por eso
vivimos en ruina. Jesús vino por primera vez a redimir al mundo. La única
manera de ser salvo es poniendo nuestra fe en Jesús y arrepintiéndonos de
nuestro pecado. Jesús vendrá por segunda vez a juzgar al mundo. El contenido
del evangelio es algo que todo cristiano debe saber.
2. No sé que hacer (Falta de
entrenamiento): Este el tipo de persona que conoce el evangelio, sabe explicarlo
y quiere hacerlo pero su mente está muy programada a creer que la única
forma de evangelizar es a través de eventos o programas. Entonces, si bien es
cierto tiene el deseo de evangelizar pero está esperando a que haya un
programa especial de la iglesia para ser parte de la obra evangelística.
Incluso
se puede sentir culpable, porque sabe sobre la responsabilidad de evangelizar y
quiere hacerlo pero simplemente no encuentra el tiempo ni el espacio para
liderar un programa o ministerio de evangelismo en la iglesia.
¿Cuál es la solución? Primero
que nada, darnos cuenta que si bien es cierto los programas de evangelismo en una iglesia pueden ser muy efectivos, pero no debemos atar la obra
evangelística exclusivamente a un conjunto de programas o ministerios dentro de
la iglesia. Dios quiere que cada cristiano nacido de nuevo comparta su fe en el
lugar en donde se encuentre. Una manera práctica de hacerlo es el ritmo de vivir las implicaciones del evangelio y
explicar el mensaje del evangelio.
¿Qué significa esto? Jesús dijo que las
personas se darían cuenta que nosotros somos sus discípulos por la manera en
como nos amamos los unos con los otros (Juan 13:34-35). Nuestra forma de vivir
puede acercar o alejar a la gente de Cristo. Justo ayer, alguien en mi
iglesia me estaba contando que su lugar de trabajo es un ambiente
bastante cargado. Pero, una de sus compañeras se le acercó y le preguntó:
"¿Verdad que usted es cristiana?"
¡Gloria a Dios! Ya que esta persona
había observado el testimonio de mi hermana en Cristo, ahora ella estaba
interesada en escuchar la explicación de su mensaje.
Cuando las personas inconversas vean que
lo diferente que nuestra vida es, estarán más propensas a querer escuchar lo
diferente que nuestro mensaje es.
3. Falta de convicción (No
quiero): Esta objeción proviene de personas que saben el contenido del
evangelio. Entienden que es una responsabilidad pero simplemente no
quieren hacerlo. Presentan una sólida apatía hacia la labor evangelística.
Puede ser por diferentes razones. Esto puede generar malestar o frustración en
pastores y líderes. Entonces, ¿qué hacer?
Primero que nada, reconocer
que nosotros nos somos el Espíritu Santo. La única persona que puede cambiar a
otra persona es el Espíritu Santo. Dios está más interesado en ganar almas que
tú. Por tanto, oremos para que el Espíritu Santo toque y transforme los
corazones de las personas apáticas hacia el evangelismo. Él puede cambiarlos.
Él quiere cambiarlos.
Segundo, ser estratégico e
intencional en enfatizar la importancia de compartir el evangelio a través de
tus sermones y enseñanzas. No te limites a predicar de evangelismo sólo cuando
estés en una serie sobre evangelismo. Si el texto del que estás predicando da
la oportunidad de hacer recalcar este mandato y privilegio, pues hagámoslo.
Y tú, ¿cuál ha sido la
objeción para no evangelizar que más has escuchado de parte de otros o incluso
de parte de ti?
Si te gustó este artículo: ¡Compártelo!
-Luís Luna Jr.
Pecador rescatado por gracia. Hijo eternamente amado por Abba.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario