Hoy se celebra en el calendario lo que se conoce como
"Domingo de Resurrección." Pero, muchos incluso aquellos que
provienen de un trasfondo cristiano ven este día como algo meramente simbólico.
De la misma forma que sucede con todo lo demás en la vida, lo que es concreto
se vuelve simbólico, para después convertirse en nada más que una leyenda.
Muchos que profesan a Cristo creen que Él está vivo porque "vive en sus
corazones."
Aunque entiendo el sentir detrás de una afirmación como esta,
es algo muy erróneo de creer. Pensar así contribuye a que tengamos ideas con
matices más platónicos que cristianos sobre la resurrección. En lugar de sostener
una firme, sólida e inquebrantable convicción que Cristo en realidad resucitó
de entre los muertos. Física y corporalmente.
Comprender bien la resurrección de Cristo significa,
primero, situar este acontecimiento en la categoría de pensamiento adecuada.
Esto quiere decir, por ejemplo, que la resurrección no es un asunto filosófico.
Aunque tenga muchas implicaciones acerca de la metafísica (el ser), la ética
(el hacer) y la epistemología (el saber).
De la misma forma, que la resurrección tampoco es un asunto
exclusivamente teológico. Quiero ser claro aquí. Es cierto que la resurrección
tiene explicaciones teológicas. Muchas. Y no puede ser entendida apropiadamente
en un vacío exento de una interpretación acertada de lo que Dios ha revelado.
En la Escritura y en Su hijo. Pero, no es algo que sólo se circunscribe, en
última instancia, al campo de la teología.
Sino, que para entender mejor la resurrección debemos saber
que es un asunto, primordialmente, histórico. Claro, hay una relación estrecha
entre la historia y la teología. Los actos históricos son la materia prima de
la interpretación teológica. Aquello que ocurre es lo que genera teología. Y la
teología explica aquello que ocurrió.
"Cristo resucitó" es un hecho
histórico. "Cristo resucitó para justificación de nuestros pecados"
es una explicación teológica al hecho histórico. Por eso, sólo se necesita dar
un breve repaso a los escritos contemporáneos del judaísmo del tiempo de Jesús
para darse cuenta que una afirmación como la de "Cristo está vivo porque
Él vive en mi corazón" sería un concepto muy lejano para alguien viviendo
en la Palestina del siglo I.
Incluso, el mismo apóstol Pablo asevera contundentemente
que las personas deberían sentir lástima por los cristianos si Jesús en
realidad no resucitó. Porque si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe. Y
también vana es nuestra predicación. Entonces aquel que con seguridad afirman
que la única evidencia por la que Jesús vive es porque "Él vive en sus
corazón" está consecuentemente socavando la misma fe que con ahínco ha
decidido profesar.
El cristianismo está fundamentado principalmente en el acto
histórico de la resurrección del hijo de Dios. Sin esto, nuestra fe sólo sería
una forma ética de vivir con un par de recursos existenciales que ayudan a las
personas a lidiar con el sufrimiento en el mundo.
La resurrección de Cristo es un elemento central en la
buena noticia del Reino.
Lo que en verdad importa no es cuantos años tiene la
tierra. Sino que Cristo resucitó. Lo esencial no es si los evangelios tuvieron
o no el documento Q como fuente común. Sino que Cristo se levantó de entre los
muertos. Es importante, entonces, que nos preguntemos: ¿En realidad fue la
resurrección física y corporal de Jesús un acontecimiento que ocurrió dentro de
la historia de la humanidad?
El historiador académico Gary Habermas comparte tres
razones como explicaciones que así lo fue.
1. Los primeros testigos
Los relatos de los evangelios que registran la resurrección
de Cristo afirman algo en común: los primeros testigos fueron mujeres.
¡Mujeres! Esto es un detalle importante. Pues, en esta época el testimonio de
una mujer no se tomaba en cuenta. En ningún lugar. Mucho menos en una corte. Si
la resurrección era un invento, estaba muy mal planeado desde el inicio.
Según
el apologista William Craig, el testimonio de las mujeres acerca de la
resurrección de Jesús arruinaría la credulidad del mensaje para la audiencia
original. Los discípulos tenían que haberse asegurado de registrar que los
primeros testigos fueron hombres. No mujeres. A menos, claro, que en realidad
Cristo haya resucitado. Y los biógrafos evangelistas nada más estaban
registrando los hechos.
2. El lugar donde inició la predicación del evangelio
Lucas, el historiador, quien también era médico de
profesión, relata que uno de los primeros lugares en donde se comenzó a
predicar el evangelio fue en Jerusalén. ¿Qué tiene de importancia esto? Bueno,
si tu mensaje es un cuento de hadas y puras patrañas, entonces lo más lógico es
proclamarlo en un lugar lejos de los acontecimientos en los que tu mensaje se
basa.
Si todo es mentira, entonces lo normal sería comenzarlo a predicar en un
lugar lejano en donde sería más fácil engañar a las personas. Pero, no. Los
discípulos comenzaron a hablar del Cristo resucitado en aquellos lugares en
donde Él había andado. Y específicamente en la ciudad en donde había sido
brutalmente asesinado y muchos lo habían visto morir.
La explicación más viable de hacer algo tan sin sentido
como proclamar acerca de una persona resucitada en el mismo lugar en donde fue
asesinado es que, en verdad, esto ocurrió.
3. El origen de la iglesia.
Muchos críticos y escépticos afirman que la resurrección es
nada más que un invento de los primeros cristianos para legitimar su fe. La
iglesia, dicen, dio origen a la creencia de la resurrección de Jesús. Pero,
esto es a la inversa. No fue la iglesia que originó, por así decirlo, la
"idea" de la resurrección.
Más bien, fue la resurrección como acto
histórico que dio origen a la iglesia. Y que también sirvió como catalizador
para la multiplicación tan rápida del cristianismo en el mundo entonces
conocido.
Algunos observan que han habido relatos paganos similares a
la resurrección de Jesús. En donde "hijos" de deidades paganos también
regresan del más allá. Y esto influenció significativamente a los primeros
cristianos de tal manera que adaptaron estos relatos paganos a la explicación
de la historia sobre la resurrección. Pero, esto muestra un desconocimiento del
judaísmo como religión.
¿Por qué? Porque es necesario recordar que los primeros
cristianos provenían de un trasfondo judío. Por tradición, los judíos son
monoteístas. Es muy poco creíble pensar que una religión tan devota y celosa en
mantenerse al margen de contaminaciones paganas sería fácilmente influenciada
por estos relatos mitológicos de otros dioses. Tal cosa hubiese sido vista como
una gran aberración hacia Yawheh.
Por otro lado, es importante observar que los primeros
cristianos sufrieron persecución. Del peor tipo. Directa e indirectamente. Aun
así, la sangre de los mártires fue la semilla de la expansión de la iglesia.
Los primeros cristianos estuvieron dispuestos a dar su vida. No podían callar.
Y la razón por la que no podían callar no era por lo que habían sido enseñados
o instruidos. Sino por lo que habían visto y oído (Hechos 4:20).
Ahora, es necesario que nos preguntemos: ¿qué es lo que
significa la resurrección? No sólo como un acontecimiento histórico en una
línea de tiempo. Sino, ¿cuáles son algunas de las implicaciones teológicas de
ella, por así decirlo?
El mensaje del Cristo resucitado significa, entre otras
cosas, que la oscuridad no triunfó. Porque la muerte no lo pudo contener. En la
resurrección, Dios estaba vindicando a Su hijo. Al mismo tiempo que estaba
justificando a aquellos que habían de arrepentirse y creer en Su hijo. La
resurrección es el mensaje que Dios venció a los principados y a las potestades
de las tinieblas.
El milagro de la resurrección es lo que hace que el
evangelio sea mucho más que un conjunto de buenos consejos. Sino, un mensaje de
buenas noticias. La palabra evangelio proviene del vocablo griego
"euangelion." En la antigua Grecia era usado de varias formas. Pero,
una de ellas, la más común, quizá, era cuando era pronunciada por un mensajero
que venía del campo de batalla.
Cuando los ejércitos iban a la guerra, siempre
llevaban a un muchacho en forma, atlético, que sirviera como mensajero para
reportar el desarrollo del conflicto a las personas que quedaban en el pueblo.
Los habitantes podían darse cuenta, viendo aún desde lejos, si las noticias que
el mensajero traía eran buenas o malas.
Ya sea por su forma de correr o por el
semblante de su cara. Si el ejército iba perdiendo, el venía corriendo
lentamente, por lo general, con un rostro desencajado. Eso daba la pauta para
que los habitantes, atemorizados, se prepararan y tomaran las precauciones
necesarias.
Pero, cuando las noticias eran buenas, entonces el
mensajero corría rápidamente hacia la plaza de la ciudad o a los lugares más
concurridos. Buscaba el lugar más alto en donde ubicarse, sacaba una espada y
la alzaba al mismo tiempo que gritaba: "¡EUANGELION! ¡EUANGELION! ¡NUESTRO
REY HA VENCIDO!"
Ese es exactamente el mensaje de la resurrección: ¡Buenas
noticias: El Rey Jesús ha vencido a los ejércitos del mal! Y ahora nuestro Rey
ofrece misericordia y perdón a aquellos rebeldes que se arrepienten y ponen su
fe en Él.
La resurrección de Cristo deja de ser un simple
acontecimiento dentro de la historia de la humanidad. Sino que es el nacimiento
y el punto de partida de la nueva humanidad. La resurrección del Hijo de Dios
comienza el ordenamiento de una comunidad alternativa a la sociedad en la que
estamos.
Un Reino inconmovible que es de otro mundo y que no es intimidado por
los señores de este siglo. Y que avanza para instaurar el gobierno del orden,
paz y armonía de Dios en cada pulgada de la tierra. Como en el Edén. Consumado
es. La cabeza de la serpiente ha sido aplastada.
-Luís Luna Jr.
Pecador rescatado por gracia. Hijo eternamente amado por
Abba.
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