Son muchas las
opiniones que hay acerca de si es correcto que los cristianos celebramos
navidad o no. Tengo buenos amigos que son mejores cristianos que yo que deciden
abstenerse y no celebrarla. También, tengo buenos amigos que son mejores
cristianos que yo que deciden participar de ella. En lo personal, creo que hay
buenos argumentos en ambos lados de la opinión. Pero, decido celebrar la
navidad. Porque es más un asunto de consciencia que algo doctrinal.
Sin embargo,
cualquiera que sea tu postura con respecto a la celebración de la navidad lo
que es casi seguro es que todos participamos del consumismo excesivo de la
navidad. Ya sea que decidas no hacer tamales o que si decidas hacerlos (de ser
así por favor avísame), ya sea que decores arbolito o que no porque las bolitas
que cuelgan de los árboles representan las cabezas de los niños que Herodes
mandó a decapitar, lo que es casi seguro es que terminarás gastando más de lo
normal para estas fechas.
Esta es la
razón por la que considero que el verdadero enemigo a luchar para esta
temporada no son tanto los demonios que se pueden infiltrar a nuestras vidas
por participar en estas fiestas sino más bien el ídolo del consumismo que
podemos levantar en nuestro propio corazón.
Por eso quiero
compartir tres consejos para reflexionar sobre cómo usar nuestro dinero en
estas fechas.
1. Distingue
entre necesidades y deseos.
A veces la
manera en que hablamos muestra el razonamiento que usamos para tomar
decisiones. No siempre. Pero a veces. Creo que este es el caso cuando nos
referimos sobre compras navideñas. Usualmente, nos hemos encontrado a nosotros
mismos decir cosas como: “Necesito ese par de zapatos. Y necesito que sean de
esa marca.” Claro, puesto de esa manera entonces, la compra parece justificada.
Pues, de todos modos es algo necesario. Pero, ¿en realidad es una necesidad o
un deseo?
Esto no significa que una sea más espiritual que la otra. O que el
hecho que quieras algo sea inherentemente malo. Pero, lo que sí significa es
que debes reflexionar entre aquellas cosas que sí requieres para tus quehaceres
o para ser más efectivo y aquellas que nada más son deseos tuyos. Hace algunos
días estuve a punto de comprar una computadora nueva. Cuando estaba casi
decidido a desembolsar una cantidad considerable de dinero, al menos para mí
presupuesto, me detuve a reflexionar: “Yo ya tengo una computadora. Y me
funciona perfectamente bien para lo que yo necesito hacer. Yo no necesito una
computadora nueva. Yo quiero una computadora nueva.” Con el fin de ayudarte a
ser más sabio y no para hacerte sentir mal después de comprar algo, ¿por qué no
pruebas hacerte esta pregunta antes de comprar?: ¿Necesito esto o deseo esto?
2. Prioriza
experiencia sobre objetos.
Según estudios
recientes, las personas más satisfechas consigo mismos y con la vida en general
son aquellas que tienen un repertorio lleno de experiencias en lugar de un
armario lleno de ropa. En otras palabras, la gente feliz es la que tiene más y
mejores recuerdos en lugar de más ropa, zapatos y aparatos tecnológicos. Las
experiencias quedan para siempre. Las cosas se vuelven, con el tiempo,
obsoletas. El Smartphone que tanto amas y que te hace sentir una persona
“trendy” en un par de meses estará desactualizado porque saldrá uno mejor.
Pero, un viaje a la playa con tus amigos estará lleno de gratos recuerdos. Y
algunos no tan gratos también.
Entonces, si
vas a usar tu dinero, considera gastarlo en experiencias enriquecedoras con tus
amigos y familia en lugar de llenar tu casa de cosas que no necesites que
compraste con dinero que no tienes para sorprender a gente que ni siquiera te
cae bien. Así que lo que esto puede significar, es que en lugar de comprar
zapatos caros, puedes planear un viaje a la playa un 25 de diciembre con tu
familia. Claro, escribo esto desde un país tropical cercano al ecuador en el
que la idea de viajar a la playa en diciembre es viable. Pero, si estás en otro
lado del mundo, entiendes el punto. Las personas son más importantes que las
cosas. Los recuerdos que hacemos con las personas valen mucho más que los
objetos que almacenamos. Prioriza personas en lugar de cosas.
3. Usa tu
dinero como medio de gracia
Muchos de
nosotros queremos atribuirle a la temporada de la navidad significados que son
nobles, pero no esenciales. Por eso hay personas que dicen: “este es un tiempo
para compartir en familia, este es un tiempo para agradecer por todo, este es
un tiempo para sentarse a planear para el futuro, este es un tiempo para ser
generoso.” Todas estas cosas son verdades. Y muy nobles. Pero, ese no es el
verdadero significado de la navidad. Lo que en realidad celebramos en estas
fechas es que nuestra situación pecaminosa era tan desesperada que requería que
el hijo de Dios tomara forma de hombre para vivir entre nosotros y morir por
nosotros.
Porque Jesús
vino a habitar en medio de nuestro desastre es que nosotros podemos tener
esperanza en medio de los diferentes desastres de la vida. Porque Jesús vino a
nacer en un pesebre siendo temporalmente excluido nosotros estamos seguros que
somos eternamente recibidos en el abrazo del Padre. Jesús vivió la vida que
nosotros teníamos que vivir. Y murió la muerte que nosotros teníamos que morir.
Navidad es Jesús. Y el milagro de la Encarnación.
Y porque el
milagro de la encarnación es el centro de la navidad, nosotros podemos usar
nuestro dinero como un medio de gracia. Nuestras posesiones, entonces, se
convierten en canales de redención para apoyar lo que Dios ya está
reconstruyendo. Por eso, puedes usar tus recursos para alcanzar a más gente
para Cristo donando y siendo parte de diferentes iglesias y ministerios
transparentes que están haciendo una diferencia alrededor nuestro. El dinero sí puede traer felicidad, cuando lo usamos para ayudar a otros.
-Luís Luna Jr.
Pecador rescatado por gracia. Hijo eternamente por Abba.
hacer un presupuesto funciona, te das cuenta de que el dinero que gastas en algo como ropa nueva o zapatos nuevos, lo ocupas en enero para la matricula o necesidades mas urgentes, es cuestion de administracion considero, mucha gente se queja que Dios no la bendice o viven pidiendo ayuda economica cuando los malos administradores somos nosotros mismo, Dios no puede darnos mas si en lo poco estamos siendo infieles. mi opiniin y experiencia propia.
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