Si tienes cierto de tiempo de ser
cristiano es muy probable que cuando quisiste evangelizar a alguien que dice
ser ateo, te refutó tus piadosos deseos de salvación para él con un comentario
más o menos así: "¿Cómo quieres que crea en un Dios que permite que tanto
mal suceda en el mundo? ¿Cómo explicas lo que sucedió en el 11 de Septiembre del 2001?. No puedo creer en un Dios así. ¿Por qué es
que sucede esto si Dios es bueno y poderoso? ¿Ajá? ¿A ver?"
Después que tu corazón palpitara un poquito más rápido y empezarás a sudar, a lo mejor usaste la
ilustración del barbero para explicarle que, "el mundo, al igual que el
hombre barbudo y peludo, está así porque no viene a Dios, el Divino Barbero que
lo arregla todo."
O tal vez le contaste que cierta
vez, un niño avergonzó a su incrédulo profesor explicándole que así como la
oscuridad es la ausencia de luz, el frío ausencia de calor, el mal es ausencia
de Dios...Y al final concluiste, "Y ese niño...era Albert Einstein." ¡Wow!
Ninguna de estas historias
ilustrativas es inherentemente mala. Creo que hay mucha verdad en ellas. Pero, hacer
enunciados sobre el mal y el sufrimiento desde una cosmovisión atea tiene masivas
inconsistencias que deben ser examinadas y presentadas en la labor
evangelística a nuestros amigos no creyentes. Es cierto. Nadie viene a
Cristo por perder una discusión o debate. Pero, para ser obreros efectivos en
la obra del Señor, es necesario remover piedras de incredulidad que el enemigo
pone en la mente de muchos para que no se rindan al señorío de Jesús.
Así que, examinemos “el problema
del mal y el sufrimiento.”
Es una Pregunta, No un Argumento
El Problema del Mal viene
presentado mayormente, a nivel popular, en una forma de pregunta y no argumento.
Las dos son cosas diferentes. Un argumento es un conjunto de enunciados cuya
conclusión fluye lógica y necesariamente de sus premisas. Por ejemplo:
Premisa 1: Si
Dios existe tiene que ser bueno y todopoderoso en impedir que sus criaturas
sufran.
Premisa 2:
El mal existe y causa sufrimiento a sus criaturas.
Conclusión:
Por tanto, Dios no existe.
Ese es un argumento deductivo. Y
hay maneras lógicas de desarmar ambas premisas también.
Pero, la mayoría de veces las
personas lo realizan en forma de pregunta. “¿Cómo creer en Dios en un mundo
lleno de maldad?” Lo que significa que se puede brindar una respuesta. Una
respuesta que definitivamente no es sencilla. Sobre todo si el cuestionamiento
proviene de un corazón que ha experimentado angustia severa como la pérdida de
un ser querido.
La intención de este artículo es
dirigirnos a esta interrogante desde un punto de vista fríamente filosófico. Te
ruego que no uses estos razonamientos con alguien que duda de Dios a causa de la
reciente pérdida de un ser querido. La Biblia nos llama a llorar con los que
lloran y no a debatir elocuentemente con alguien en tiempos de duelo. Sin
embargo, si evangelizas a tu amiga que dice tener "reflexiones
intelectuales" para no creer en Dios y una de ellas es la maldad que hay
alrededor, es una buena oportunidad para hablar la Verdad en amor para que
puedan ver la luz de Jesús.
En el Universo Ateo No Existe El Mal y El Sufrimiento
Sin duda alguna, las razones para
el mal y el sufrimiento son difíciles de entender para el cristiano. Pero, esto
no quiere decir que el no creyente se escapa del peso de brindar una respuesta
también. C.S Lewis, prolífero escritor apologista, profesor de literatura
medieval en Oxford y autor de los libros "Las
Crónicas de Narnia", fue ateo parte de su vida debido a la crueldad
que miraba en el mundo. El Dr.Tim Keller, en su libro "The Reason For God" (La Razón para
Dios), relata cómo Lewis fue descubriendo que en realidad el sufrimiento
servía más como un argumento a favor de Dios que en contra de Él. Lewis argumenta
su punto así (énfasis mío):
"Mi argumento contra Dios era que el universo parecía tan cruel e injusto. Pero, ¿de dónde fue que yo obtuve esta idea de lo que es "justo" e "injusto"? ¿Con qué estaba comparando este universo cuando lo llamaba "injusto"? Desde luego, puede que yo haya renunciado a mi idea de justicia al decir que no era más que una idea privada. Pero, si lo hacía entonces mi argumento en contra de Dios colapsaría también pues el argumento dependía en decir que el mundo era realmente injusto, no simplemente que no parecía satisfacer mis gustos privados. Consecuentemente, el ateísmo resulta ser demasiado frágil."
El Dr. Keller, continuando la
línea deductiva de Lewis, comenta así:
"Lewis reconoció que las objeciones modernas a Dios están basados en un sentido de juego limpio y justicia. Las personas, nosotros creemos, no deben experimentar sufrimiento, ser excluidas, morir de hambre u opresión. Pero, ¿con qué fundamento un ateo juzga al mundo natural de ser horriblemente injusto? El no creyente en Dios no tiene una buena base para estar enfurecido hacia la injusticia, la cual, como Lewis señala, fue la razón para objetarle a Dios en primer lugar. "
Dios es el Gran “¿Quién Dice?”
Lo que el Dr. Keller y C.S Lewis
tratan de decir es que Dios es el Gran "¿Quién dice?" que establece
los parámetros de justicia que nos permiten juzgar los actos como buenos o
malos.
Es decir, si yo me encuentro
varado en la Antártida con mi amigo Pedro Ateo y de repente le robo la
billetera, y el me reclama molesto, nuestra interacción iría más o menos así:
L: "¿Por qué me estás reclamando
enojado?"
P:"¿Estás loco? No te podés robar mi
billetera."
L:"¿En serio? ¿Por qué?"
P:"¡¿Cómo que porqué, Luís?! Porque es MI
billetera. Y nadie debe tomar lo ajeno así por así."
L:"¿Quién
dice, Pedro?"
P:"Pues, las leyes."
L: "Pedro, estamos en la Antártida. Aquí no
hay ninguna corte que tenga jurisdicción."
P:"¡Qué importa! Robar está mal no sólo porque
la ley lo diga. Sencillamente no se debe hacer. Es inmoral."
L:"¡Oh! ¿Inmoral? Pensé que eras ateo."
P:"Sí, lo soy. ¿Qué diantres tiene que ver
eso?"
L:"Pues, en tu universo no existe lo inmoral
porque en un universo ateo no existe el mal. Si Dios no existe, ¿quién o qué
determina lo que está bien y lo que está mal?"
P:¿De qué hablas, Luís? Lo moral e inmoral es
determinado por convenios sociales creados a lo largo de las civilizaciones
para la preservación de la raza humana."
L:"Pedro, vos siempre me recordás que vivimos
en la era posmoderna en donde lo que es verdad para tí no es verdad para mí. No
seas intolerante. No trates de imponer tus valores en mí."
Verás, Pedro Ateo no puede emitir
juicios evaluativos sobre justicia porque su cosmovisión está basada en un
relativismo moral posmoderno y no tiene los fundamentos requeridos para
hacerlo. No trato de decir que los ateos no tienen sentido del bien y el mal. O
que no trabajan para erradicar la pobreza, el hambre y otros flagelos. Sino
que, citando la frase del Dr. Cornelius Van Til, ellos tienen que usar "un
capital prestado" de la cosmovisión cristiana para poder emitir un juicio
sobre lo que es justo e injusto.
El escritor ruso Fiord
Dostoievski lo resume así, "Si Dios
no existe, todo es permitido." Por eso, si un ateo está seguro que hay
crueldad en este mundo natural, está dando por hecho la existencia de un
estándar de justicia extra-natural, o mejor dicho, sobrenatural que le permite realizar
tal declaración comparativa. Y en una cosmovisión secular, el sufrimiento, la
injusticia, el racismo y la crueldad son sólo mecanismos naturales evolutivos
en donde el fuerte se sobrepone sobre el débil.
La próxima vez que un no creyente
te reclame, "No creo en Dios por todo el sufrimiento que existe en el
mundo", contéstale, "¿Sufrimiento? ¿Qué sufrimiento?" Pues, el mal no puede existir en un universo
ateo.
Al contrario, sentir indignación
ante la injusticia, enojarse ante la explotación y tomar acción en contra del
mal sistémico es evidencia que tenemos la huella divina de un Dios Justo que
nos creó a Su imagen y semejanza. Por tanto, el problema del mal es más una
evidencia a favor de la existencia de Dios.
Por: Luís Luna Jr.
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