El último recuento estadístico registró que alrededor de 1 billón de personas en el mundo tienen una cuenta de Facebook. Esto es una séptima parte de la población mundial. ¿Sorprendente, no? Las redes sociales ahora hacen del mundo una aldea global en donde todos estamos interconectados.
Ejemplo reciente de ello es la adolescente
hondureña Paola Vargas, popularmente conocida en sus videos como "La Chiki
504", ahora un fenómeno popular en las redes sociales debido a sus videos
que se han vuelto virales. Tanto así, que medios internacionales han intentado
contactarse con ella para poderla entrevistar.
En lo personal, y sé
que no hablo sólo por mí mismo, Facebook me permite estar en comunicación
continua con amigos y familiares fuera del país que de otra forma no podría hacerlo.
En el aspecto
ministerial, nos ha permitido alcanzar a un mayor número de personas por medio
de invitaciones a nuestras reuniones juveniles.
También nos permite
estar al tanto de acontecimientos de amigos y seres queridos con quienes
compartimos cada semana.
¿A cuántos no nos ha
salvado la vida Facebook recordándonos fechas de cumpleaños importantes?
En general, Facebook es
una bendición. Debemos estar agradecidos con Dios por Mark Zuckerberg y su espíritu
de emprendedurismo que lo llevó a crear esta herramienta.
Sin embargo, como medio
provechoso, si no tenemos cuidado, podemos caer en una dependencia insalubre de
su uso. Aquí hay algunas sugerencias sobre usar Facebook para la gloria de
Dios:
1. No permitas que Facebook sustituya el contacto personal
Vivimos en un mundo digital. Es muy fácil sustituir la interacción de persona a persona y en su lugar usar mensajes instantáneos por medio de Facebook Messenger y otras vías.
De hecho, ahora es muy común que en vez de hacer una llamada enviemos un
mensaje. Eso, en cierta forma, nos libera de rendir cuentas. Si alguien
pregunta, "¿por qué no fuiste a la reunión?" tenemos la opción de
responder con otra pregunta, "¿No leíste mi mensaje? Ahí te expliqué
porque no pude ir."
Aunque es más fácil enviar un texto por WhatsApp o un
mensaje por facebook, hay cosas importantes que mejor se deben hablar por
teléfono o en persona para evitar una confusión.
Hace un par de días una
amiga me escribió diciéndome, "¿Estás molesto?" Yo contesté,
"¡No, para nada! ¿Por qué?" Ella me dijo, "Vi que enviamos un
video al grupo y solo contestaste, ‘¡Qué bueno, vos! Y te sentimos cortante. Por
eso pensé que estabas molesto.’"
Lo interesante es como
ella le asignó un tono a lo que yo había escrito y lo interpretó de una
manera diferente. Estoy seguro que muchos hemos hecho lo mismo.
Los mensajes constan de tres aspectos: contenido, tono y lenguaje corporal. Casi
un 75% de nuestro mensaje es interpretado por el tono y el lenguaje corporal y
el resto es el contenido. Ahora bien, ni el tono ni el lenguaje corporal
pueden ser comunicados por medio de un mensaje instantáneo.
No sólo esto, sino que
las conversaciones que nos hacen crecer como personas son realizadas cara a
cara. Las veces en que hemos sido confrontados a cambiar positivamente fue cuando
alguien nos miró a los ojos y nos hizo saber, en amor, lo que estábamos
haciendo mal y porque necesitábamos cambiar.
Ningún cambio sustancial en
nosotros vino porque alguien nos envió un texto diciendo, "Es tiempo que
cambies. LOL." No dejemos que Facebook sustituya el contacto personal.
2. No permitas que Facebook haga que estés presente pero ausente
La mayoría hemos presenciado este típico escenario: estamos en la mesa sentados cenando, todos están
conversando y tu mamá te reclama porque tú estás terminando de editar la foto
en Instagram que estás segura que causara la envidia de todos los que te
siguen. ¡Qué barbaridad la de tu mamá de no comprender eso, verdad!
En realidad, no. Es patético.
La Biblia enseña que para todo hay tiempo. Cuando estás compartiendo en la mesa
en familia, es un tiempo para hablar, escuchar, contar como estuvo tu día y
reírte. Dios te bendijo con la familia que tienes. Es un regalo de Dios. No
desaproveches el tiempo que tengas con ellos.
Cuando salgas a visitar
a tus abuelos, deja el celular en tu bolsillo. Sé que a lo mejor tu abuela
cuente la misma historia que ha contado 46 veces. Pero, el hecho que esté viva
es una bendición. Aprovéchela y no desperdicies tu tiempo mirando a una
pantalla de 4 pulgadas.
Si estás en la Iglesia,
no contestes mensajes. O si no, ponle la opción de "no molestar." Tu
corazón necesita de la Palabra del Señor, pero para que Su Palabra cause un
efecto primero tienes que escuchar. Pon atención al mensaje. Dios habla a
través de las personas que predican La Biblia fielmente.
3. No permitas que Facebook te robe el tiempo a solas con Dios
El pastor Charles Stanley dice que, "lo más importante en tu vida es tu relación con Jesucristo." Es lo que nosotros más tenemos que cuidar y cultivar. Es necesario que cada día, apartemos un tiempo para poder tener intimidad con Él.
Sin embargo,
si lo primero que haces al levantarte es revisar el "feed" de tu
instagram o Twitter, entonces es necesario hacer unos ajustes. Cada mañana,
levantate y lee la Biblia, ya sea un capítulo o un pasaje y luego ora
conforme lo que leíste. Y hazlo con tu celular lejos de tí
para que no te distraigas. Las notificaciones en Facebook pueden esperar para ser contestadas. Pero, tu corazón diariamente y constantemente necesita sentarse a disfrutar los abrazos del Padre en intimidad.
No dejes que lo que es
verdaderamente importante en tu vida: tu relación con Dios, tu relación con tu
familia y amigos, sean dañados porque estés constantemente atado al
mundo virtual.
Las redes sociales
proveen un medio bastante efectivo para poder estar en contacto con de quienes nos rodean, pero debemos tener cuidado que no sustituyan el regalo
que es compartir en persona con los demás y el enorme deleite de estar ininterrumpidamente con el Padre Celestial.
Por: Luís Luna Jr.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario